Los sirios regresan a casa
Oriol Andrés ha acompañado una de las caravanas de refugiados sirios que vuelven a casa desde el Líbano, un retorno que lleva varios meses en marcha incentivado por el gobierno y que se espera que llegue a las 200.000 personas en un año. Para quienes deciden regresar hay más incertidumbres que certezas
Los sirios regresan a casa
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En los últimos meses se han venido produciendo repatriaciones de refugiados sirios desde el Líbano. Este país vecino recibió a un millón de refugiados sirios durante los siete años de guerra en el país. La vuelta es voluntaria, aunque animada por el gobierno sirio y el libanés, que ha estado incrementando las trabas a los sirios desplazados a su país. Naciones unidas denuncia que no se cumplen las condiciones para que esas repatriaciones sean seguras y dignas.
Los propios refugiados se enfrentan con incertidumbre a la decisión de regresar, sin saber cómo van a ser recibidos de vuelta en Siria, pero dada su situación de extrema vulnerabilidad en el Líbano, muchos prefieren acogerse a los planes de repatriación con los que Damasco pretende iniciar un periodo de normalidad.
Hemos hablado con Oriol Andrés, que acompaña la caravana de refugiados sirios que vuelven a casa.
¿Cuántos han podido regresar ya y por qué vuelven ahora?
Según datos de las autoridades libanesas, unos 50.000 sirios habrían regresado en 2018. Y el gobierno confía en que la cifra aumente hasta los 200.000 en un periodo de un año. Sin embargo, estos números han sido recibidos con escepticismo por parte de agentes humanitarias, que en privado las consideran un poco exageradas, dado el actual ritmo de salidas.
Sobre el por qué ahora, a lo largo de este año el régimen sirio ha recuperado las principales zonas del centro y sur del país que aún estaban en manos rebeldes. Ahora Assad controla todas las grandes ciudades y está vendiendo una imagen de vuelta a la normalidad. Un relato que sus vecinos le están comprando y que han usado para empezar a presionar a los sirios para que regresen. En Líbano, tanto el gobierno como el partido milicia Hezbollah han abierto centros para atender aquellos sirios que quieran regresar. Si lo hacen a través de los programas de retorno que organizan coordinadamente el gobierno libanés y el de Damasco, reciben ciertos beneficios: como la exención de pagar una multa por la residencia ilegal en Líbano y el derecho a entrar de nuevo en el país, si así se quiere. Entre esto, y que la situación para los sirios aquí es mala, muchos han optado por regresar.
Tú te has acercado a una de esas caravanas, ¿qué pudiste ver? ¿Cómo afrontaban los refugiados ese regreso?
Estuvimos con ellos cuando se subían en los autobuses y, la verdad, no podemos decir que fuera un momento feliz. De un lado, para los que se van, hay más incertidumbres que certezas. Tras tantos años en Líbano, no saben cómo su país-que ha cambiado mucho- va a acogerlos de nuevo. Qué pasará con el trabajo, podrán recuperar sus casas, habrá seguridad... Noura, por ejemplo, regresa a Aleppo, con sus cuatro hijos y ya sabe que no va a ser fácil. "Me quedaré en casa de unos parientes, porque la nuestra está destruida. Si en un futuro podemos, construiremos una nueva", asegura. También es un momento doloroso porque muchos maridos, como el de Noura, no viajan con la familia. Prefieren quedarse por distintas razones, como nos explicaba la responsable de ACNUR en Monte Líbano, Laura Almirall: "los maridos están trabajando aquí y prefieren quedarse a continuar ganando dinero para luego mandarlo a Siria a sus familias. Otro de los problemas que también nos cuentan los refugiados es que el gobierno de Siria puede llevar a cualquier hombre de entre 18 y 42 años a ingresar en el Ejército".
También, y esto vale la pena destacarlo, uno de los motivos para no irse es pagar deudas. Muchas familias se han quedado a deber dinero al casero, a la tienda del barrio, a conocidos... Deudas de varios centenares de dólares. Y no quieren dejar el país sin antes haberlas zanjado. Otros en cambio, como Moussa, están decididos a regresar, confiando encontrar en Siria un trabajo digno como electricista, que en Líbano se le ha negado. “Volveré a Siria, sé que tendré que ir al ejército, pero estoy listo. No quiero quedarme aquí con la situación en la que vivo. No tengo trabajo. Mi vida está en Siria”, sentencia.
¿Cuál es la situación de estos refugiados en Líbano?
Por desgracia, se podría resumir en miseria y vulnerabilidad. Según un estudio de principios del año pasado hecho por Naciones Unidas, más de la mitad de los refugiados sirios en Líbano viven en situación de extrema pobreza, es decir, con menos de 3 dólares por persona y día. Nueve de cada diez hogares sufren de inseguridad alimentaria. Muchos de los refugiados, además, han perdido su residencia legal, ya que Líbano les exige un pago de 200 dólares anuales por persona para renovarlo. Una cifra imposible para muchas familias, que ya viven muy endeudadas.
El gobierno libanés ha asegurado que no echará a nadie. Pero aprovechando esta situación de vulnerabilidad, en las últimas semanas, las autoridades han incrementado la presión sobre los sirios. Por ejemplo, con identificaciones por la calle. O en los lugares de trabajo, provocando el temor de muchos empleadores, que se desprenden de sus trabajadores sirios. También nos han hablado de nuevas normas de acceso -más estrictas- en las escuelas para los estudiantes sirios, algo que va en contra de los acuerdos que Líbano ha aceptado. En resumen, medidas para incentivar la marcha de los sirios.
Hay denuncias sobre el asesinato de al menos una veintena de estos sirios. ¿Qué ha pasado exactamente?
En principio, el gobierno libanés manda a Damasco los nombres de todos aquellos que se acogen al retorno voluntario. El régimen entonces responde si autoriza o no el regreso. Y tiene el compromiso de informar al interesado si tiene alguna causa pendiente en el país. Además, muchos de los que regresan han hecho una doble comprobación, a través de sus propias redes de conocidos y del corrupto sistema administrativo sirio. No está muy claro cuáles han sido las motivaciones tras las desapariciones de estas veinte personas, denunciada por el ministro libanés para los refugiados.
Es cierto que hay varios servicios de inteligencia en Siria y se especula que alguno de los regresados estuviera en una de las listas negras de estas agencias. También hay en el país varios grupos paramilitares que fueron claves para las victorias militares de Assad y que escapan al control del gobierno de Damasco. En cualquier caso, a la espera de recoger más información sobre estos casos u otros que puedan surgir, lo que si que se confirma es lo que ya advirtió no hace mucho Naciones Unidas: que Siria no cumple con unas condiciones favorables para unas repatriaciones voluntarias que sean seguras y dignas.