Un millón de desplazados venezolanos en riesgo
Acción Contra el Hambre nos muestra la Guajira colombiana, uno de los territorios más pobres del país que se ha convertido en hogar improvisado de miles de venezolanos desplazados por la crisis y en el que urge la ayuda humanitaria
Un millón de desplazados venezolanos en riesgo
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2,6 millones de personas han salido de Venezuela desde 2014, según los datos oficiales. El éxodo de venezolanos que han abandonado su país por la crisis se divide entre Ecuador, Perú o Brasil, pero más de un millón de ellos se han quedado en Colombia y se estima que dentro de un año sean tres millones. Viven en la calle y sin acceso a comida o asistencia médica y Acción Contra el Hambre alerta de que necesitan ayuda humanitaria urgente.
La Guajira, una zona prácticamente desértica de Colombia limítrofe con Venezuela, se ha convertido en el hogar improvisado de parte de ese millón de desplazados. Martín Alonso, jefe de base de Acción Contra el Hambre en la Guajira colombiana, asegura que se han concentrado cerca de 123.000 venezolanos en esa área, uno de los territorios más pobres del país y que “está siendo muy afectado por la variabilidad climática. Cuando llueve también hay afectaciones por inundaciones”. Allí las casas tradicionales son de barro. Los inmigrantes venezolanos viven en condiciones precarias en chabolas y la organización está constatando un aumento de casos de niños con anemia, bajo peso y diarreas en Guajira.
La mayor parte de los venezolanos desplazados allí que ha encontrado Alonso cuentan “que la situación se ha vuelto insostenible” en su país. “Por un lado tienen el problema de escasez de alimentos, tienen escasez de medicamentos, el tema de la inflación hace que lo que ganan en un mes les alcanza para una semana, entonces aquí en Colombia uno ve incluso mujeres embarazadas con niños en la calle y, cuando se les pregunta, dicen que tienen casa en Venezuela pero que prefieren venir porque con lo poquito que consiguen pueden comer y en Venezuela no”.
Además, hay muchas mujeres que son vulnerables a la violencia sexual por la situación en la que se encuentran, ya que al tener que dejar su país se rompe la estructura familiar, según explica Alonso. “Hemos encontrado casos de personas que están aquí con niños y resulta que su compañero está en Perú o en Ecuador. Hay una desintegración total de la familia, eso es muy preocupante, y claro la vulnerabilidad mayor está en niños y mujeres, y sí podría haber aprovechamiento desde el punto de vista sexual”. También han encontrado niños que llegan solos.
La llegada de miles de venezolanos a la Guajira genera un gran impacto en una población que ha sufrido muchas dificultades por el medio ambiente, la falta de agua potable o la gobernabilidad. La población wayú, que es la etnia mayoritaria, “se considera binacional”, según Alonso, porque se mueven entre la Guajira venezolana y la colombiana, así que, al retornar ahora tantas familias por la situación en Venezuela, “se crea mucha presión en la población rural por el hacinamiento. Lo poco que tienen las familias tienen que compartirlo con más personas”. A nivel urbano, lamenta Alonso, “también en las calles ya se ve en algunos sitios a las familias pidiendo, tratando de conseguir recursos”, pero destaca que “todavía hay mucha solidaridad por parte de los colombianos” y no se han dado casos de xenofobia. Sin embargo, “la situación es cada vez más insostenible”, alerta.
Alonso denuncia que hay un “problema gravísimo a nivel humanitario, de alimentación, agua potable. Por otro lado, la gente no tiene a veces dónde dormir y hemos encontrado familias en las calles”. Además, destaca el problema de la salud mental entre los desplazados. Acción Contra el Hambre ha documentado casos frecuentes de madres en periodo de lactancia que han perdido la capacidad de amamantar por el estrés post-traumático. Es una de las cuestiones más complejas porque “como no se nota simple vista, no se le pone atención", pero la situación de la gente está bastante mal.