El coche de bomberos
El discurso del miedo a la ultraderecha no parece que cale fácilmente en una sociedad que ha visto como el presidente sigue apoyándose en los independentistas catalanes y en los herederos de Herri Batasuna

Madrid
Sánchez tiene ahora mismo a sus adversarios políticos envalentonados tras los resultados de Andalucía que, pronto, darán paso al primer gobierno no socialista de la Comunidad en más de treinta y seis años. El discurso del miedo a la ultraderecha no parece que cale fácilmente en una sociedad que ha visto como el presidente sigue apoyándose en los independentistas catalanes y en los herederos de Herri Batasuna para no convocar las elecciones que prometió cuando presentó la moción de censura. Por no calar, ni siquiera lo hace entre sus propias filas.
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La reunión del pasado martes del grupo parlamentario puso de manifiesto que aquellos que quedaron laminados tras las primarias empiezan a perder el miedo a ejercer la crítica a la acción de gobierno. Crítica muy dura que Sánchez quiere apagar amagando con tomar, por fin, medidas sobre el incendio catalán donde la gasolina la ponen Torra y los suyos y no la oposición. Un incendio que no se apaga solo por tocar la campana del coche de bomberos que sigue sin moverse del garaje.




