Vox y la tercera ley de Newton
Si los excesos del independentismo catalán pusieron en órbita Vox, ¿los excesos de Vox a quién favorecerán?
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Madrid
Los que se las prometían muy felices con la suma de las derechas están comprobando que tal suma no es tan fácil de conseguir. Las exigencias de Vox en Andalucía son inasumibles incluso para las tragaderas de Casado, mientras Ciudadanos pone pies en polvorosa para que no le pringue la grasa falangista del partido de Santiago Abascal. Como este señor no tiene un pelo de tonto, está metido en política y viviendo de esto desde hace 25 años, sabe de sobra que muchas de sus demandas por su brutal xenofobia o por estar fuera de la Constitución no pueden ser aceptadas por ningún partido democrático, por lo cual se deduce que Vox quiere en primera instancia marcar territorio como única referencia rupturista de verdad y dejar en evidencia el entreguismo al sistema del PP y Ciudadanos. Luego se arreglarán, ya verán, para espanto de los conservadores europeos.
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Pero atención a los efectos rebote que tan certeramente explica la tercera ley de Newton que aprendemos en nuestro viejo bachiller: a toda acción corresponde una reacción de la misma intensidad y de sentido contrario. Si los excesos del independentismo catalán pusieron en órbita Vox, ¿los excesos de Vox a quién favorecerán? Tal vez al PP, a Ciudadanos o al PSOE. Al independentismo, desde luego, le devuelven el favor.