El viaje a España de 'El Principito'
Ediciones Salamandra nos desvela cómo llegó a nuestro país la obra en lengua francesa más vendida en todo el mundo
Madrid
De la cara oculta de la luna se habían obtenido fotografías. Pero nunca habíamos llegado a posarnos en ella. En realidad, seguimos sin haberlo hecho: el pasado 3 de enero, allí tocó tierra una sonda espacial china, aunque era una nave sin tripulación. La carrera espacial empezó el siglo pasado y, más concretamente, al acabar la Segunda Guerra Mundial. Un despertar que coincidió con otro: el de El Principito, la novela breve publicada en 1943. La firmó el aviador Antoine de Saint-Exupéry.
Así llego 'El principito' a España
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Como a nosotros, al Principito, apenas un niño, su mundo también se le quedaba pequeño. Por ello, deambulaba por todo el espacio. Y fue también de viaje como llegó a España. Sigrid Kraus, directora de Ediciones Salamandra, nos cuenta cómo su suegro, Bonifacio del Carril, conoció el libro en París en los albores de los años 50. Fue durante una comida con amigos, entre los que se encontraba el señor Gallimard, en el viaje que emprendió Del Carril, cuando este decidió comprar los derechos de la laureada obra de Exupéry que se ha ganado al amplio público infantil y adulto. “Allí mismo le hizo un talón y un cheque”, relata Kraus de la transacción que llevó a cabo su suegro.
La sonda china cuenta, entre sus cometidos, cultivar vegetales y plantas en la cara oculta de la luna, como las flores de las que estaba enamorado el Principito. Los geógrafos que aparecen en el libro, adultos, estudian las montañas que son eternas, pero no las plantas, que son efímeras, como la infancia. Y eterna es la primera traducción al castellano que realizó Del Carril, para la edición de 1951. La que aún hoy compran entre 70 mil y 100 mil personas. El libro escrito por un autor francés más leído en todo el mundo. Del Carril recibió la obra “encantado” y siempre mantuvo una perspectiva abierta en su adaptación: “Sus hijos lo fueron retocando, adaptándolo en el tiempo, sin perder el tono clásico”, explica Kraus.
El principito viaja y conoce la amistad y el amor. Y los adultos, en cambio, siempre le hablan en cifras. El nombre del asteroide del que viene este protagonista no era más que un código,el B612. El sol se pone a las 7.40. Una casa cuesta cien mil francos. Para Sigrid, los derechos de este libro no tienen precio. “No vamos a soltar los derechos de esta novela por nada del mundo” defiende la directora pues “están metidos en nuestro ADN”. Arguye que se trata de una cuestión “más sentimental que empresarial” que forma parte de su historia.
Y así, como el Principito en su estrella, y la flor a la que él cuidaba resiste ante los grandes grupos esta editorial pequeña e independiente.