Hace 10 años, en un escaño del PP

Madrid

Hace ya unos 10 años, en una comida con un diputado del PP, me explicaba lo que estaba por venir. “Nosotros somos una generación política que tiene que poder salir del armario este en el que no podemos defender nuestras ideas libremente”, decía. “Yo estoy en contra del aborto. ¿Por qué no voy a poder decirlo a las claras y proponer una política pública en este sentido?”.

En ese momento, se estaba preparando la ley de plazos del gobierno socialista, y hablamos de las antiguas indicaciones que solo permitían abortar en caso de violación, malformación del feto o grave riesgo para la vida o la salud de la madre. Yo sostenía que era una ley hipócrita que no se cumplía, y que en el fondo era más garantista una ley de plazos. Él respondía que lo que había que hacer era restringir su aplicación y que no se pudiera abortar. Hablamos también de la eutanasia, del matrimonio homosexual, de la familia, y el diputado, de profundas convicciones religiosas, defendía ideas muy similares a las que mantiene hoy día Vox.

Aquel parlamentario veía muy cerca el día en el que su generación política, como él la llamaba, se rearmara, reorganizara y defendiera sus ideas sin ambages ni medias tintas. No fue así. Ha tenido que pasar casi una década, pero ese momento ha llegado. Tal cual este diputado lo deseó y previó 10 años atrás. Ahora habla ya sin complejos de ningún tipo.