Rivera como Hamlet
La cordialidad del saludo entre Casado y Abascal contrastaba con el escapismo de un Albert Rivera que casi se sale del cuadro
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Las tres derechas pincharon ayer en su estrategia de trasladar a la calle sus traumas y su ansiedad por volver a ocupar el poder. La concentración de Colón fue numerosa, sí, pero lejos de sus propias expectativas: al final no fue 'el relator', sino su propio relato sobre la supuesta traición de Sánchez, el que hubo que apuntalar con mentiras gruesas para mantener la tensión narrativa.
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Los tres líderes de las tres derechas ya tienen la foto conjunta que les retrata, y la cordialidad del saludo entre Casado y Abascal, familia cercana al fin y al cabo, contrastaba con el escapismo de un Albert Rivera que casi se sale del cuadro en su intento de estar y no estar al mismo tiempo: de ser o no ser, to be or not to be.
Son las dudas a lo Hamlet de Ciudadanos, que se definió como socialdemócrata primero, luego liberal y centrista, y que ahora tiene serias dificultades para diferenciarse del PP. Quizá en estos tiempos líquidos no tenga importancia, pero en general a los ciudadanos, a los de a pie, les gusta saber qué están votando.
Y habrá urnas pronto, si las derechas y los independentistas votan juntos esta semana para tumbar los presupuestos de un gobierno con plomo en las alas.