Las líneas rojas de Rivera
Es curioso que el partido que prometía ser de centro tenga esa pulsión pactista con los ultras. Antes que con el centroizquierda
Las líneas rojas de Rivera
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Madrid
Le ha cogido afición. Ciudadanos pone líneas rojas. Lo hizo en Andalucía: excluyó al PSOE de cualquier pacto, pero lo aceptó con Vox, aunque a condición de que fuese de forma clandestina. Lo hizo ayer, excluyendo de nuevo a los socialistas de cualquier acuerdo para formar Gobierno tras las elecciones del 28 de abril.
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Es curioso que el partido que prometía ser de centro tenga esa pulsión pactista con los ultras. Antes que con el centroizquierda. No solo es curioso. Sino también insólito. No sucede en Europa: ni con los liberales alemanes, ni con los centristas franceses, ni con los suecos. Ni con los liberal-demócratas británicos. Todos ellos prefieren ser bisagra de coaliciones decentes, o esperar dignamente a que les llegue su turno mayoritario.
Antes, las líneas rojas se trazaban para perimetrar los puntos programáticos que nunca se aceptarían. El posible socio sabía de antemano a qué atenerse: eran en ocasiones, hasta útiles. Ahora, se trata de vetar a posibles coligados.
Rivera ya lo hizo en 2015. Juró que nunca apoyaría a Mariano Rajoy y luego le regaló la investidura. Pero en esta ocasión parece que va más en serio. Igual le ha tomado gusto a las nuevas compañías.
Lo peor de estos episodios no es la frivolidad del juego partidista. Es que podrían incrementar la rigidez del sistema español. Bloquearlo en un bloque contra bloque, un empate infinito que cronificase la ingobernabilidad del país.
Xavier Vidal-Folch
Periodista de 'EL PAÍS' donde firma columnas y colaborador habitual de la Cadena SER, donde publica...