El frente de Aragón a través de las calles de Belchite
El 18 de julio de 1936 una parte del ejército español bajo el mando de generales como Franco, Sanjurjo o Mola se sublevó contra el Gobierno republicano con el apoyo de muchos de los partidos políticos de derecha, la Falange Española, los monárquicos, las milicias carlistas, la Iglesia católica y los gobernantes de Alemania e Italia: Hitler y Mussolini
Foto 1 de 12La sublevación militar no triunfó en todo el país gracias a la movilización de milicias organizadas por sindicatos socialistas y anarquistas y organizaciones como el Partido Comunista. Si bien las principales ciudades, como Madrid o Barcelona, permanecieron leales al gobierno, España quedó dividida en dos bandos que se enfrentaron desde 1936 a 1939.
Foto 2 de 12La sublevación en Aragón estuvo bajo el mando del general Cabanellas que pronto tomó Zaragoza, Huesca, Teruel y Jaca. Recuperar esta región se convirtió en un objetivo prioritario para el bando republicano y, de hecho, lanzaron una gran ofensiva sobre Zaragoza. Se quedaron a 22 kilómetros debido a que la ofensiva nacional sobre Madrid hizo que las tropas republicanas se trasladaran a la capital para ayudar en su defensa.
Foto 3 de 12Las tropas sublevadas fueron deponiendo a los alcaldes de partidos de izquierdas que gobernaban las localidades colindantes y “paseando” a los izquierdistas más significados. En el caso de Belchite es detenido el alcalde socialista que se suicidaría el 31 de julio de 1936.
Foto 4 de 12Ya en marzo de 1937, y debido al fracaso en la toma de Madrid, el bando sublevado decide realizar una ofensiva sobre el frente norte, es decir, Asturias, Cantabria y Vizcaya. Estas regiones habían quedado aisladas del resto del territorio republicano y, a pesar de su importancia estratégica por las minas de carbón y hierro necesarias para el esfuerzo de guerra, estaban mal defendidas.
Foto 5 de 12El Gobierno de la República decidió entonces lanzar ofensivas sobre otros frentes más vulnerables para obligar al bando nacional a recolocar sus tropas y evitar que siguieran avanzando por el norte. La primera ofensiva republicana fue lanzada en la ciudad de Huesca en junio de 1937 y fue un gran fracaso porque se cobró una gran cantidad de vidas y no evitó la caída de Vizcaya, en el Frente Norte, en manos nacionales que se dirigían ahora hacia Cantabria. La segunda ofensiva fue la “Batalla de Brunete”, en el Frente de Madrid que apenas logró retrasar un mes la ofensiva nacional en el norte.
Foto 6 de 12La tercera ofensiva que decidió lanzar el gobierno republicano fue sobre Zaragoza, con el objetivo de reconquistar esta importante urbe y aislar al resto de tropas nacionales en Aragón. Sin embargo, fue Belchite, un pueblo cercano a Zaragoza, el que se convirtió en protagonista.
Foto 7 de 12Por el bando republicano, el Ejército del Este junto a la ayuda de tropas procedentes de otros frentes y Brigadas Internacionales, bajo el mando del general Sebastián Pozas fue el encargado de llevar a cabo la ofensiva republicana en Aragón. Por el bando nacional fue el 5º Cuerpo del Ejército Nacional, junto a la ayuda de aviones de combate alemanes e italianos, y bajo el mando del general Miguel Ponte los responsables de defender Zaragoza.
Foto 8 de 12Al alba del 24 de agosto comenzó la ofensiva republicana que avanzaba a buen ritmo consiguiendo cercar las localidades de Codo, Quinto y Belchite. Sin embargo, el día 25 de agosto los republicanos se vieron obligados a retroceder por la resistencia del Ejército Nacional que, a sabiendas de que para mantener Zaragoza debían defender bien los pueblos que la rodeaban, enviaron refuerzos de otros frentes.
Foto 9 de 12Belchite estaba bien protegido. Tenía puntos fuertes defendidos con ametralladoras y barricadas en muchas de sus calles. Para su defensa contaba con 6.000 personas entre soldados, falangistas y civiles.
Foto 10 de 12Por su parte, los republicanos, que habían destinado un gran número de tropas a la ofensiva aragonesa, no conseguían avanzar hacia Zaragoza por lo que pasaron a defender el terreno ganado y a convertir Belchite en uno de sus principales objetivos. El ejército republicano cortó el suministro de agua y comenzó con los primeros bombardeos en el casco urbano y poco a poco fueron tomando la estación de ferrocarril, la fábrica de aceite y otras posiciones clave.
Foto 11 de 12Belchite cayó en manos republicanas el 6 de septiembre de 1937. Sin embargo, la ofensiva republicana había acabado, de nuevo, en fracaso ya que ni habían logrado detener el avance del bando nacional por el norte, ni habían logrado conquistar Zaragoza. Indalecio Prieto, ministro de defensa de la República hizo llegar un telegrama a la cúpula del Ejército Popular Republicano que resumen bien la batalla: “Tantas fuerzas para tomar cuatro o cinco pueblos no satisfacen ni al Ministerio de Defensa ni a nadie”.
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