"Venezuela necesita una intervención humanitaria"
El activista Vilca Fernández, preso de conciencia en Venezuela, cree que la salida al bloqueo en el país pasa por una intervención de la comunidad internacional para "sacar a los secuestradores" del poder. El suyo es uno de los varios casos de detenciones arbitrarias por parte del régimen chavista que Amnistía Internacional ha documentado
Vilca Fernández: "Tengo más heridas que los 65 perdigonazos"
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Vilca Fernández es un preso de conciencia del Estado de Mérida, en la región de los Andes, en Venezuela. Allí le capturaron y luego estuvo dos años y medio viviendo clandestinamente. Ya no reconoce la tierra que dejó atrás cuando fue capturado por “criminales del régimen”, “la Mérida de ahora y la Venezuela de ahora es un desierto, está destruida, secuestrada”, lamenta.
Su último paso por el calabozo duró dos años y medio. Los anteriores intentos de captura, uno fue una detención de la guardia nacional venezolana que le mantuvo en un cuartel detenido y le costó “una gran paliza”, nos relata, “por una actividad que hicieron en 2013 en la embajada de Cuba en Caracas”. Los golpes allí “son lo normal”, asegura, con todo aquel que piense distinto en Venezuela hoy en día.
Vilca tiene en su cuerpo la marca de 65 perdigonazos de las fuerzas estatales, además de heridas de bala, pero “también hay marcas en el alma que te dejan producto de la represión, la persecución y el encarcelamiento”, subraya. Esta es la realidad de la Venezuela de hoy que han abandonado cinco millones de venezolanos por la “destrucción de la familia venezolana”. El suyo es uno de los casos que documenta el informe de Amnistía Internacional “Silencio a la fuerza” sobre las detenciones arbitrarias por motivos políticos en Venezuela.
Es cuando llegó el chavismo cuando todo empezó a descarrilar en Venezuela, según el activista. “No es que no sepan gobernar o que lo hayan robado todo”, asegura, sino que “este es su proyecto, el sistema socialista del siglo XXI es hambre, miseria, persecución, criminalización, destruir todo lo que existía”. Para Vilca, el proyecto chavista consiste en crear una “igualdad de pobreza, hacer a toda la sociedad pobre, marginal”.
Hoy en Venezuela “los niños están comiendo de la basura, nuestros ancianos están muriendo en las casas por falta de medicina y alimento, y el sistema totalitario del régimen ha llevado a cabo durante los últimos 20 años un proceso sistemático de violación de los derechos humanos”, cuenta Vilca. Hay más de 1.000 presos políticos en las cárceles del país. Más de 300 militares están en el calabozo por ir contra el régimen de Maduro. Muchos no han tenido la suerte de salir de allí, como lo hizo Vilca gracias a la ayuda de Amnistía Internacional y otras organizaciones. Algunos, cuenta, “por no ir al calabozo huyeron a la clandestinidad y han sido masacrados”.
Ante el actual bloqueo de la situación política en medio de una grave crisis social, Vilca quiere dejar claro que “no existe una rivalidad política en Venezuela”, sino que hay un sector político “que lucha por salvar la vida de la sociedad” y otro que “es una mafia que hace tiempo que cruzó la raya de la política para convertirse en una banda criminal”. Por eso cree que “el mundo no puede seguir tratando al gobierno de Nicolás Maduro como un sector político”. Aunque reconozcan al opositor Juan Guaidó como presidente, Vilca insiste en que la comunidad internacional debe “dejar de ser cómplice de una tiranía”, y decida dar el paso definitivo de “sacar a los secuestradores” e “intervenir humanitariamente” en el país. La sociedad pública venezolana es, a ojos de Vilca, “muy joven políticamente, pacífica, sin cultura de guerra”, y debe poder levantarse para derrocar esta “tiranía”.
De los 5.000 barriles diarios de petróleo que producía antes Venezuela a los 500 que produce hoy, la crisis es notable, por las sanciones y bloqueos que no permiten el crecimiento económico, explica el represaliado, quien asegura que Nicolás Maduro y Diosdado Cabello “son los jefes del narcotráfico ahora en Latinoamérica, se financian por el narcotráfico”. Está convencido de que ellos están bien y por eso no les preocupa el bienestar de la gente, entonces “la economía no va a derrocar a Maduro” y no se le puede acorralar solo con sanciones de la comunidad internacional para que abandone el poder porque “son criminales”.
Vilca apenas se ha comunicado con sus familiares desde que abandonó el país por las dificultades tecnológicas y sobre todo por su seguridad, dada la persecución y amenazas permanentes que sufre. Teme por la vida de su familia allí y por eso ha tenido que alejarse.