Antonio J. Rodríguez: "Hay un punto de espectáculo y de sutilieza en la política"

Madrid

El escritor y periodista ovetense, Antonio J. Rodríguez, se sentó ayer detrás de los micros de la capital asturiana para hablar con Macarena Berlín sobre su tercera obra de ficción, Candidato. Una novela cuyo protagonista es un intelectual y profesor de políticas  atormentado por su presente, Simón Soria. A través de la relación que establece Soria con Rania al-Jatib, una cineasta palestina, el autor trazará una reflexión sobre el escenario político actual.

Entre hechos ficticios, el escritor encuentra la manera de hacer que el lector cuestione el discurso político, las evoluciones y entresijos del mismo, que formulan bajo sus carátulas los políticos. "Hay un punto de espectáculo y de sutilieza en la política: los mensajes se van filtrando de forma más fina y eso acaba contruyendo candidaturas muy ricas en la producción del discurso", arguye.

 J. Rodríguez dice no haber construido a su personaje a partir de la inspiración de un sólo candidato real: "sería imposible inspirarse en uno en concreto, con toda la riqueza de personajes que tenemos a nuestra disposición, en España y en el mundo".

El ovetense plantea diversas cuestiones como la alfabetización del lenguaje político, en especial de las connotaciones que surgen sobre diferentes términos y cómo la aplicación de los mismos y su significado cambian según las circunstancias que atraviese un cierto momento social. "El término liberal, en otras situaciones ha significado un cierto progresismo, con connotaciones de izquierdas. Pero según que espacios políticos tratemos, como en España, es un término fagocitado por posiciones que son contrarias a las liberales: reaccionarias y conservadoras", contextualiza el novelista.

El texto narrativo presta interés al debate feminista contemporáneo, pero, a diferencia de sus anteriores libros, no supera el test de Belchdel, método para evaluar si la construcción de una obra artística supera los estándares mínimos para evitar la brecha de género. Esto se debe, según su el novelista a que “la naturaleza del texto obligaba poner al personaje en primer lugar, un perfil masculino”. Lo cual, según explica, también le sirve para reflexionar sobre otra manera de entender el postmachismo como "una nueva construcción que se refiere a sentir la masculinidad habiendo bebido de todo el debate feminista". Un ejemplo sería la figura del primer ministro canadiense Justin Trudeau: "está muy interesado en la conversación feminista pero lo hace a través de una exhibición de su masculinidad bastante consciente", finaliza J. Rodríguez.

Además de escritor con una colección de tres ficciones, Antonio es también editor invitado de la colección Caballo de Troya, donde coordina su propio programa literario junto a la también escritora, Luna Miguel: "Nos ha permitido contribuir al descubrimiento de una nueva sensibilidad generacional en la literatura".