La decisión es nuestra

Madrid

Comenzó en mala hora la nefasta Soraya Sáenz de Santamaría este odioso baile de máscaras, y ahora no hay manera de quitárselo de encima, que la judicialización de la política produce monstruos, como los sueños de la razón. ¿Qué pinta la Fiscalía diciéndole al Supremo que ordene no sé qué cosas al Congreso de los Diputados? ¿Y Meritxell Batet, que tiene que consultar al juez Marchena, que no solo dirige el juicio contra los secesionistas, sino que a veces pareciera que es él, el juez magnífico, quien dirige el Estado? Pongámonos de acuerdo: ¿Son los diputados los representantes de la soberanía popular, o son los jueces quienes mandan?

Olviden esa viscosa tela de araña tejida por los señores togados, y hagan política, que es para lo que les hemos elegido. Son sus letrados de las Cortes quienes les tienen que informar, y los partidos políticos, quienes deben tomar las decisiones. ¿Incómodo? Pues sí, pero si querían vivir tranquilos, haberse dedicado tal que a la jardinería, bello y entretenido oficio. Otrosí: hagan el favor ustedes los votantes de no tomarse a chanza que las derechas autodenominadas centristas están felices de pactar con personajes que hablan de las feministas como esas tías feas o acusan a maestras y maestros de Madrid de empujar a la zoofilia. Pies en pared, no les permitan ni un paso más en la ignominia.