"Belleza", el camión que desafía el machismo en Perú

Enamorada de su viejo camión con el que dirige un negocio que le permite mantener a su familia, así vive la peruana Guisela Martínez, una mujer que ha superado muchas barreras para lograr su vocación. La camionera logró un microcrédito de la Fundación Microfinanzas BBVA con el que ha podido comprar a “Belleza”, el nombre con el que ha bautizado el Ford que conduce.

A sus 26 años, se ha convertido en la principal fuente de ingresos para su familia. En un mundo de hombres ha logrado superar las barreras de su entorno rural y de la financiación para acabar conduciendo su negocio. Los poco más de 4.000 euros que pidió le han cambiado la vida. En los cinco años que han pasado desde entonces, su negocio ha prosperado y su pequeña empresa se ha convertido en una de las mayores distribuidoras de carbón de la zona.

En invierno la carretera está en condiciones pésimas, el terreno es complicado, con huecos y barro, además de las curvas pronunciadas, nos cuenta Guisela, pero nada de eso le ha frenado para lograr su sueño. Transporta fundamentalmente carbón de piedra, lo mismo a lo que se dedicaba su familia tradicionalmente.

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“Los clientes nos pedían que les lleváramos el carbón”, dice Guisela, así surgió la necesidad de comprar un camión que les permitiera transportar grandes cantidades. “Quería salir adelante, formar una empresa más grande”, asegura, y se lanzó a esta iniciativa. Encontró enormes dificultades para recibir un crédito. Siendo tan joven, con 20 años, “no tenía historial crediticio”, explica. Aunque también cree que el hecho de ser mujer se lo puso aún más difícil.

Un mundo de hombres

A las dificultades financieras hay que sumar el machismo arraigado en una sociedad y una familia nada acostumbradas a ver a una mujer conduciendo un camión de 12 toneladas. Pese a ser un negocio familiar, “mi padre nunca me enseñó”, confiesa Guisela. Fue su marido quien le ayudó y sobre todo sus propias ganas. “Depende de uno. Si uno quiere lo hace. No fue fácil, pero vas aprendiendo poco a poco”, relata.

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Durante estos años no ha dejado de recibir comentarios desagradables de los clientes o de sus vecinos: “¿Qué haces aquí? Tú deberías ir a la cocina, a lavar a tu esposo, hacer los quehaceres de la casa”, le decían. Guisela reconoce que se sentía triste por esas reacciones al llegar a casa, sin embargo, el apoyo de su marido le dio la fuerza para seguir: “Decidí que iba a superarme, callar muchas bocas. Yo sé que puedo, porque un hombre, a diferencia de una mujer no tiene más manos, más pies o dos cabezas, somos iguales y se puede lograr”.

Ahora las cosas han cambiado. Sus compañeros varones le miran de una forma diferente, la respetan y le lanzan piropos y halagos, asegura: “Ahora les gano en conducción. Me hacen pruebas como meter el camión en lugares estrechos y se quedan sprprendidos”. Hay días en los que Guisela llega a transportar hasta tres toneladas, e incluso ha podido comprarse un terreno y fabricar ladrillos. Un trabajo del que disfruta desde el primer día.

Guisela cree que ha tenido que demostrar el doble que sus compañeros hombres. Las mujeres ahora también la ven de otra forma. “Antes era como un bicho raro”, les sorprendía que ella condujera, pero ahora lo ven con normalidad.

“Ahora hay muchas más mujeres con deseo de romper esas barreras y gracias a esas mujeres se pueden romper para una generación”, celebra. Cuando la ven conducir “las niñas se quedan mirando sorprendidas. Es un ejemplo para ellas”. La joven de Huancayo ha participado esta semana junto a la reina Letizia en la mesa redonda 'Mujeres excepcionales, el valor de la oportunidad' organizada por la Fundación Microfinanzas.

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