Las editoriales que no pagaban a sus escritores
Al menos diez sellos en España incumplen los contratos con sus autores. Muchos nunca ven el dinero pactado por sus trabajos
Madrid
El periodista Gerardo Quintana pasó más de cinco años investigando, de cara a la publicación de su primer trabajo literario. Quería ser el primer biógrafo sobre el músico Tino Casal. Y a finales de 2007, lo logró: un sinfín de entrevistas y viajes en coche se convirtieron en un libro. Lamentablemente, más de diez años después, no sabe cuántos ejemplares de su trabajo se han vendido, ni cuánto dinero le deben sus editores. Porque estos, al escuchar sus reclamaciones, dejaron de cogerle el teléfono. Al ir a verles en persona, encontró que habían cambiado hasta dos veces de domicilio.
Algunos escritores no logran cobrar por sus derechos de autor: "Se aprovechan de nosotros"
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"No eres el primero que pasa por aquí buscándoles", llegó a decir el portero de una de las fincas. Porque, como Quintana, hay otros autores. Y cuatro de ellos se han agrupado, en torno a una demanda mercantil, para reclamar a esta editorial lo que se les debe. Su abogada, Cristina Vivero, de la Asociación Colegial de Escritores, está llevando cerca de diez casos como este. "Lamentablemente, esto ocurre mucho. Creen que los autores viven del aire", asegura la letrada. Los demandantes no tratan de alcanzar solo el dinero no entregado, sino recuperar los derechos sobre sus obras, que están cedidos a la editorial por 15 años. Solo cuatro autores han puesto esta demanda pero, según leemos en El Confidencial, que ya denunció la situación de estos autores a finales de abril, los afectados son alrededor de medio centenar.
La empresa que sostenía este sello editorial, según nos confirma también la editora Carmen Bayod —Bayod, la B de T&B—, cerró hace cinco años. Para el guionista Natxo López, uno de los demandantes, este era el clásico movimiento "para evitar demandas". Según la empresaria reconoce por escrito a la Cadena SER, esta no pagó a algunos de los autores. Pero, curiosamente, este sello sigue en marcha. Y hasta publica y vende libros nuevos.
Por ello, de todos los casos que Vivero está llevando, este es, según la letrada, el más flagrante. "Si la editorial lleva cerrada cinco años, ¿quién los ha sacado [los libros]?", se pregunta. Los que publicaron Quintana y López, poco después de que estos se significaran y empezaran a reclamar su dinero, sí fueron desapareciendo de las librerías. Quienes quieren comprar sus trabajos no pueden y, hasta que la demanda llegue a buen puerto, o venzan sus contratos con la editorial, sus autores no se atreven a presentarlos a otras firmas.
"Se aprovechan de nosotros", piensa López. Desde luego, es una reflexión que comparte su abogada. Y Quintana, a pesar del trabajo que le llevó su libro, o el tiempo y dinero que invirtió en los viajes, las entrevistas y la búsqueda de la documentación, remata: "Volvería a hacerlo de nuevo". Tras insistir a sus editores, en una de las ocasiones en las que dio con ellos, logró que le pagaran, al menos, cerca de 1.000 euros por su trabajo. Lo que no sabe, sin certificados de impresión o documentos que acrediten cuántos libros vendió, es cuánto dinero le deben.