El conflicto en RDC complica el brote de ébola
El experto de Médicos Sin Fronteras en ébola alerta de la complicada situación que se vive en la República Democrática del Congo por la peor epidemia de su historia, que ha dejado ya al menos 1.300 muertos. La desconfianza y el miedo esconden muchos casos, favoreciendo el contagio
Punto de Fuga: "Miedo y armas tras el Ébola" (01/06/2019)
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República Democrática del Congo sufre una situación crítica por el nuevo brote de ébola que ha matado ya a más de 1.300 personas desde agosto en 1.945 casos, según el Ministerio de Sanidad congoleño. Aunque las organizaciones no gubernamentales que trabajan en el terreno calculan que el número de infectados puede ser superior.
Luis Encinas, experto en ébola de Médicos Sin Fronteras, lleva tres semanas en la zona, desde este último brote de ébola en RDC. La situación, cuenta, “es muy preocupante”. Ya llevan diez meses de epidemia y todavía “no está bajo control”. Además, destaca que la situación geográfica en la que se encuentra es muy peculiar: “estas dos provincias del este del país están en una situación de guerra, de conflicto interno desde hace décadas, lo cual también complica en términos de manejo de la seguridad y del despliegue de nuestras actividades”.
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Los niños menores de cinco años están muriendo con mayor facilidad que los adultos, según el análisis de Naciones Unidas sobre esta epidemia, la más letal de la historia de RDC y la segunda peor en el mundo. La Organización Mundial de la Salud cree que se debe a que los padres rechazan los tratamientos especiales, muchas veces no les llevan a los centros de tratamiento del Ébola, sino a centros de salud peor equipados para proporcionar tratamiento o aislamiento.
Para Encinas, más allá de las cifras, es importante que haya un “sistema de detección precoz que puede identificar los pacientes lo antes posible y poner en marcha el proceso (aislamiento, dar la posibilidad de un tratamiento adecuado para este paciente…), pero si esto no funciona, solo vemos la punta del iceberg”, asegura, lo cual hace más alarmantes las cifras. Destaca, además, que uno de cada dos fallecidos por ébola muere en casa sin ningún tipo de precaución para los familiares. Por otro lado, ocho de cada diez nuevos casos no están en las listas, por lo tanto, hay muchas cifras que no se ven.
El 80% de los nuevos casos de infectados por ébola no son contactos de las personas que habían caído enfermas, lo que implica que los contagios están fuera de control. “Cada caso nuevo confirmado de ébola tiene una serie de contactos directos que deben por protocolo durante tres semanas estar bajo seguimiento dos veces por día”, explica Encinas. Si se detecta fiebre o algún síntoma de ébola pasan a otra fase de investigación y un test de laboratorio para confirmar la enfermedad. Sin embargo, la situación real es que no se sabe lo que pasa en muchos casos, lo que impide tomar medidas de precaución o medir el alcance del brote.
El sistema sanitario está muy debilitado en el país, “es inexistente en algunas zonas”, a lo que se suma la enorme dificultad de movimiento para acceder a las estructuras destinadas al ébola. Pese a la experiencia de Médicos Sin Fronteras trabajando en áreas conflictivas, Luis Encinas cree que cuando se trata del ébola “se crea cierto miedo, porque es una enfermedad que sigue teniendo una tasa de mortalidad muy alta y bastante desconocida”.
El miedo hace que muchas veces los enfermos se escondan y no puedan ser atendidos, favoreciendo la expansión. Es importante favorecer que la población confíe en el sistema sanitario que se ha establecido evitando que puedan acudir por ejemplo a los chamanes, como ocurrió en brotes anteriores. Muchas personas fallecen a causa de la desconfianza en el sistema no sólo de ébola sino de otras enfermedades o de partos.
Lo que es nuevo en este brote es la situación de alta inseguridad en la que se ha desarrollado. “Ya sabíamos en agosto de 2018 que iba a ser complicado y largo”, recuerda Encinas. Se han producido incidentes como incendios provocados o con ataques a compañeros de la ONG. “Para el personal esto genera impotencia y miedo”, por eso uno de los objetivos más importantes de MSF es lograr la confianza de la población.