Grietas en la nueva política

Los dos partidos que llegaron a la política española para renovarla, han cerrado un ciclo y ahora toca hacerse mayor, entendiendo por hacerse mayor ser conscientes de la propia su dimensión y de las consecuencias de los propios actos.

Ciudadanos reúne hoy a su comité ejecutivo para decidir su política de pactos. El veto de Rivera al PSOE daba por supuesto que no tenían más salida que pactar gobiernos de Ayuntamientos y Comunidades con PP y el apoyo de Vox. Pero primero Manuel Valls, un independiente y ahora un pata negra de Ciudadanos, Luis Garicano, se han revuelto contra la tesis oficial y piden evitar los extremismos e impedir en la medida de lo posible que toquen poder la ultra derecha y los independentistas. "El objetivo es siempre hacer lo correcto para España y evitar que separatistas, nacionalistas y extremistas tengan control de ninguna institución", ha dicho Garicano en declaraciones a la Ser. Aunque ese evitar los extremismos signifique pactar con el PSOE o hacer alcaldesa a Colau. El alma original de Ciudadanos, más liberal, y la sobrevenida desde la moción de censura, más de derechas se ven hoy cara a cara.

Y en Podemos, un hombre muy próximo a Pablo Iglesias, hasta hace poco, Ramón Espinar se despacha en un larguísimo artículo en el diario.es el que pide un congreso extraordinario inmediato. Dice que Podemos está en caída libre, roto en pedazos y subordinado al PSOE. Y acusa a la dirección de Iglesias de no admitir la discrepancia y de no hacer autocrítica, más que con excusas.

Pero el tsunami político que dejan las urnas arrasa en toda Europa. En España, es la nueva política la que sale peor parada de esta cita con las urnas, porque los dos partidos clásicos llevan mucho tiempo desgastándose. En Alemania y Francia son todavía los partidos clásicos los que siguen en caída libre. Han dimitido la líder de los socialdemócratas alemanes y el de la derecha conservadora de Francia.