El trágico final de Steve Biko, estudiante 'antiapartheid'
La historia tiene una manera curiosa de compensar a algunas personas que en su momento fueron ninguneadas e incluso maltratadas
El trágico final de Steve Biko, estudiante 'antiapartheid'
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Me refiero a casos en los que, años después de que se produjese el daño, la sociedad coincide en que lo que les ocurrió a esas personas fue una injusticia tirando a monumental. La historia vital de nuestro protagonista de hoy y lo que ocurrió después de su muerte son un buen ejemplo de ello.
Steve Biko era un estudiante de apenas veintidós años cuando comenzó su lucha contra el apartheid sudafricano. Su activismo a favor del desarrollo político, social y económico de la comunidad negra y mestiza de su país lo llevó a ocupar un puesto muy destacado en el movimiento antiapartheid. Esto, en un país con una política racial extremadamente represora, ya podéis imaginar que le hizo ganarse unos cuantos enemigos.
Tras la masacre de estudiantes de Soweto, en 1976, Biko fue señalado por las autoridades como uno de los responsables del levantamiento, y pusieron sobre él su punto de mira. Tras ser arrestado varias veces, e 18 de agosto del 1977 Biko fue detenido en un retén policial. Se le aplico la Ley Antiterrorista, y fue encarcelado en un centro de torturas e interrogado durante veintidós horas. El 12 de septiembre, Biko moría, desnudo, encadenado y solo, en un hospital de Pretoria tras sufrir una hemorragia cerebral.
La versión policial de los hechos llegó a afirmar que Biko había muerto porque se había golpeado contra la pared o porque había hecho una huelga de hambre. Pero la autopsia dejó claro que había sido brutalmente golpeado. La noticia de su muerte pronto lo convirtió en un símbolo de los abusos del apartheid, y unas 20.000 personas asistieron a su funeral. La lucha de la familia de Biko por esclarecer lo que ocurrió y hacer justicia contra sus agresores -los oficiales de policía que lo interrogaron y custodiaron- se alargó hasta el año 2003, pero no consiguió nada.
Los homenajes póstumos a Steve Biko no han sido pocos, e incluyen una canción de Peter Gabriel y una película de Richard Attenborough. Un consuelo insuficiente para la familia y la memoria de Biko, pero consuelo al fin y al cabo. Supongo.