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El senegalés que perdió a su hija pero salvó cientos de vidas de la malaria

En 1999, Al Hdjl Diop recibió una llamada que cambió su vida: Ami, su hija, falleció a causa de la malaria. Desde entonces, se ha dedicado al compromiso de ayudar a erradicar la enfermedad que más mata en el mundo

El senegalés que perdió a su hija pero salvó cientos de vidas de la malaria

El senegalés que perdió a su hija pero salvó cientos de vidas de la malaria

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Dakar

La malaria es, junto al sida y la tuberculosis, una de las enfermedades más letales en el mundo. El año 2017 registró 219 millones de casos, el 92% de ellos están localizados en África, según estudios de  la Organización Mundial de la Salud (OMS).

En una de las aldeas próximas a Thíenaba, en Senegal encontramos descansando bajo un enorme árbol a varios vecinos, todos alrededor de Al Hdjl Diop, un senegalés que perdió a su hija con tan sólo 12 años causa de la enfermedad. Horas antes de su fallecimiento su padre se dirigió a Dakar para comprar manzanas, naranjas y una tarta para su hija. A las dos de la tarde recibió una llamada que "cambió mi mundo, mis ideas y comportamiento. Me dijeron que Ami había muerto, fue muy duro, lloré, su muerte me dejó desolado, pero me recuperé gracias a Dios", relataba el padre.

Uno de los grandes ejemplos contra la malaria en Senegal

Ese día, en el año 1999, se prometió que ningún otro niño cercano a él moriría por el paludismo. Y ha cumplido su promesa con creces, ha conseguido erradicar la enfermedad en 40 aldeas de la zona.

Su hija Ami faltó a la escuela un miércoles porque tenía una fiebre muy alta y nunca regresó a clase. Murió en solo dos días, 48 horas después de que le diagnosticaran la malaria. Desde entonces, Al Hdjl Diop decidió enrolarse en una lucha que lo ha llevado a convertirse en uno de los grandes ejemplos contra la malaria en Senegal. “Automáticamente pensé , podemos seguir permitiendo que esta enfermedad siga matando a alumnos o niños como moscas? y mujeres embarazadas que pierdan la vía así ?", relataba Diop.

El Hadji Diop tiene ahora 65 años y le quedan siete hijos vivos . Afirma que el Anofeles, el mosquito que transmite la malaria, no necesita pasaportes ni entiende de fronteras para contagiar, pero él ha conseguido la erradicación de la enfermedad en 40 aldeas de Thienaba, una localidad de unos 45 mil habitantes desperdigados en pequeños pueblos , que están cerca de Thies, a unas dos horas por la nueva autopista desde Dakar.

El senegalés que perdió a su hija pero salvó cientos de vidas por la malaria

Su lucha comenzó por extender la palabra e informar sobre la enfermedad. Así, se recorrió a pie más de 400 kilómetros en un mes para contar su historia, lo que él dice que es el secreto de su éxito. 

"No se podía ni jugar una pachanga al atardecer sin riesgo, había mucho mosquito y te contagiaban"

Maty Diouf, tesorera de la comunidad de Keur Bandanyang, resalta la diferencia sobre el índice de rescate de hoy a hace ocho años, cuando se detectó el último caso de malaria: "Antes todo el mundo caía enfermo, había muchos casos de paludismo, morían muchos niños pequeños y mujeres embarazadas".

La localidad de Keur Bandanyang es una zona agrícola, plagada de plantaciones de cacahuetes y Baobabs cargados de frutos en plena época de lluvias donde la pachanga de fútbol ahora se juega con tranquilidad. "No se podía ni jugar una pachanga al atardecer sin riesgo, había mucho mosquito y te contagiaban", relataba, Niang, un jóven de 29 años, que espera que los menores jugando al balón a tan sólo unos metros no contraigan la malaria como le pasó a él de pequeño.

La de Al Hdjl Diop es la historia de un activista que no recibe ningún salario, del compromiso social y de un interés altruista. Después de haber pasado 15 años trabajando como fotógrafo para UNICEF captando con su cámara a decenas de niños con malaria para concienciar a la población de sus peligros, enfermedad acabó cambiando su vida para siempre . "¿El secreto? mi secreto es que cuando tienes una hija como yo... Era fotógrafo de Unicef en 1999, ganaba dinero y lo dejé todo por volver a Thienaba porque perdí una vida , la de mi hija , que podría haber sido de todo ... Su hermano quedó traumatizado por su muerte, dejó la escuela. Pero en el pueblo morían muchos más, esa semana que murió Ami murieron más niños, el sábado por ejemplo. Muchos niños y mujeres perdían la vida hasta ese momento".

 
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