James Gray: "Lo más valiente para un hombre hoy es mostrarse vulnerable"
El director lleva al espacio el drama existencial e íntimo de Brad Pitt, protagonista de 'Ad Astra'
Entrevista | James Gray: "Lo más valiente para un hombre hoy es mostrarse vulnerable"
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Madrid
Mide cada palabra. Piensa, repiensa y guarda silencio para desarrollar su idea. James Gray (Nueva York, 1969) parece estar suspendido en el espacio y en el tiempo, como los protagonistas de muchas de sus cintas. Le interesa explorar los vínculos, la fragilidad de las relaciones y la familia. En Ad Astra consigue llevar un drama intimista e introspectivo al espacio. Brad Pitt es un hijo atormentado por la pérdida de su padre, un célebre astronauta que desapareció en una misión en el espacio. Emprende un viaje, una búsqueda, una odisea para reencontrarse a sí mismo, para afrontar su soledad y para romper ese cordón que le impide avanzar. Hay carga poética, primeros planos, una mirada política al capitalismo y la masculinidad, pero huye de toda grandilocuencia para llevar a la gravedad del vacío un relato íntimo. El director de Two Lovers y Z. La ciudad perdida no busca la supervivencia, como óperas espaciales precedentes, solo, dice, enfrentar a un hombre con sus miedos, que esté dispuesto a ser vulnerable.
¿Por qué le interesaba llevar al espacio un drama existencial, este dilema freudiano de matar al padre?
Intentas llevar lejos esa situación pero siempre tratas de ponerla en un contexto, casi descomunal, exagerado y así más dramático. No hay nada para enfrentarse al infinito, esa oscuridad interminable, ese vacío sin fin. Es algo tan increíble y tan incomprensible que la única respuesta solo puede ser mirar hacia dentro. Por eso, quería hacer un texto íntimo en el contexto de esa infinitud, el infinito que nunca podrás comprender. Me parecía que necesitaba ese contraste para potenciar una historia tan íntima.
¿Por qué recurre al uso del primer plano y la carga literaria para abordar todas las reflexiones del protagonista?
Bueno, realmente no creo que puedo hablar de una calidad literaria, quizás sea porque una de las personas que nos ayudó es una mujer que se llama Tracy K. Smith, una maravillosa poeta, ella escribió un libro de poesía titulado ‘Vida en Marte’ sobre la relación con su padre, que es uno de los ingenieros del telescopio Hubble.
El uso del primer plano es una de las armas más fabulosas que tiene un director de cine. No hay un sustituto para el primer plano en ninguna otra forma artística. Si te paras a pensar, el antecedente del cine es el teatro, cuanto te sientas en el mejor sitio en un teatro estás a 20 metros del actor, tú no puedes conectar con los actores de esa manera. Entonces, en el teatro hablan una de determinada manera (imita la voz de un intérprete teatral), pero en el cine, en la gran pantalla, el primer plano es el camino más directo para llegar al corazón humano. La cámara siempre ve más, la cámara nota cuando mientes, cuando piensas y sabe cuándo no piensas. Y el gran poder de un primer plano en el cine es que puedes decir te quiero, pero realmente te odio. O te odio cuando realmente te quiero. No hay subtexto ¿Por qué no usar las armas que tú tienes?
El tema de la película es esa soledad crónica, esa incomunicación, ¿la ve extensible, extrapolable al resto de la sociedad?
Sí, pero no sé si alguna vez fue realmente diferente. No sé si hubo más conectividad en los 50 o en los 70. Y por otro lado, en ambos sentidos, fíjate en el siguiente escenario: vivo a 3.000 millas de distancia de mi hermano, a 3.000 millas de distancia de mi padre. Esa es una realidad bastante nueva. Si hubieras nacido hace trescientos o cuatrocientos años, probablemente nacieras, vivieras y murieras en un radio de 50 millas de radio. Viajar a lo largo de un país era poco común. Además, tú ahora puedes usar el teléfono y mandar mensajes a alguien. He tenido discusiones con gente acerca de estos mensajes y he hecho las paces con ellos. Pero creo que esto no es realmente una forma de interactuar. Es una lucha que tenemos delante, ¿estamos menos conectados con las tecnologías? Tal vez sí. ¿Es un desafío al que nos enfrentamos? Absolutamente. La conectividad o la conexión, la capacidad de colaborar es extremadamente importante.
No soy un gran fan de la idea un genio individual, creo que es una noción falsa. La gente no sabe que Mozart tenía una hermana con un talento increíble que viajaba con él y actuaba. Y en cierto punto, la hermana decidió, o mejor dicho, decidieron por ella, que tenía que ser una ama de casa. Así, este genio, el señor Mozart, no lo hizo solo. Su hermana participó y él participó. Por eso, esa idea del genio individual ha ayudado a alimentar incluso la idea de que podemos trabajar solos, de que todo lo podemos hacer por nosotros mismos y no podemos. No podemos
¿Hay intención en la cinta de repensar la masculinidad tradicional?
Sin duda. De hecho, creo que no está en el subtexto, siento que está en el texto. La noción tradicional que tenemos de lo que significa ser un hombre, ya sabes, eso de que no pasan de 80 pulsaciones como vemos en la película ¿Entonces qué? ¿Qué? No puedo decir que la noción tradicional de masculinidad haya sido particularmente buena para el mundo. Planear matanzas de hombres en el siglo XX, el periodo más sangriento de la historia humana. Pero, deberíamos olvidarnos de la masculinidad por un segundo. Sentí la necesidad de abordar lo importante que es que un hombre se abra y esté dispuesto a ser vulnerable, eso es lo más valiente. Ya sea porque salte de una torre o por algo que le importe, es lo que está haciendo todo el tiempo. Entonces, ¿estamos intentando confrontar todo eso? Absolutamente, lo hacemos.
También hay una crítica al capitalismo y a la capacidad humana de devorar recursos
Absolutamente. Para mí es algo triste… recuerdo que antes de 1991 - no se trata de abrazar los dictados socialistas que nos llevaron a la catástrofe, fue horrible, pero incluso en ese horror fue un contrapeso al mercado. Hoy en día no hay contrapesos, el mercado lo es todo, el capitalismo de mercado es todo lo que hay, no hay respuesta, no hay alternativa.
Así que, como no existe una cultura contraria, la gente joven abraza la idea de que el objetivo es hacer tanto dinero como sea posible. Pero las circunstancias cambian cuando ves pasar los años, puede parecer una solución cuando tienes 19 o 20 años, pero a mi edad eso no tiene ningún valor… Y no veo nada en el horizonte que nos haga reevaluar el mercado. Sabes, hablan todo el rato del producto interno bruto y en realidad eso no es una medida de nada, no es una medida de la felicidad nacional, ni de cómo la población se ha adaptado a los cambios tecnológicos. Solo habla de la salud corporativa. Así que estaba tratando de expresar en la película que, en un lugar como la Luna o Marte, nada cambia realmente y sin una filosofía alternativa que sirva de contrapeso, no hay manera.
Marx fue un fantástico analista de la historia y, de hecho, sus análisis son ahora más apropiados que nunca. Supongo que diría que esas soluciones son aptas, pero también somos sabios para no olvidar los análisis de la historia y de cómo llegamos a donde estábamos cuando él escribió el manifiesto. Eso todavía es directamente aplicable, de hecho, aún más sin ningún tipo de contrapeso ideológico. En la película, podemos hablar del futuro, pero realmente solo intentamos reflexionar sobre el presente.
José M. Romero
Cubre la información de cine y series para El Cine en la SER y coordina la parte digital y las redes...