Así recuerda al nuevo emperador de Japón el que fue su profesor de español

Madrid

Florentino Rodao es un apasionado de Japón. Eso le ha llevado a publicar varios libros sobre el país nipón, el último se titula La soledad del país vulnerable, Japón desde 1945. Gracias a una de sus obras conoció a un embajador que contactó con él cuando se enteró de que el entonces príncipe Naruhito buscaba profesor de español. Rodao, que entonces vivía en Japón, empezó poco después a darle clases: "Era muy empollón, estudiaba todo lo que le pedía", recuerda. 

El profesor llegaba en metro a la puerta de palacio, que era todavía provisional, y allí le recogía un coche ante la atenta mirada de los jardineros. Una vez dentro, no habría protocolo más allá de que "Naruhito siempre entraba primero" a todas las salas. Como es habitual en Japón, Florentino debía descalzarse y siempre le ofrecían té al acabar las clases. No olvida el buen carácter del embajador: "Nos reíamos mucho". Ahora, gracias a esas clases, Naruhito impresiona a los diplomáticos con su nivel de español.

Florentino fue invitado a la boda de Naruhito y reconoce que no le regaló nada. Aquel día llovía mucho y el español estuvo a punto de caerse delante de todos los fotógrafos. Ha seguido de cerca la ceremonia de entronización de su alumno y está maravillado con la estética "del Japón cortesano de los siglos IX y X, totalmente diferente de la era aristocrática, de la del guerrero o de la zen".

FOTOGALERÍA

<p>La ceremonia centenaria que ha convertido a Naruhito en el nuevo emperador japonés</p>

Como experto en la cultura nipona, cree que la fascinación de los japoneses por España tiene que ver con la pasión: "A un país con gente tan comedida, que nosotros nos pongamos a hacer cosas que son imprevistas, les llama mucho la atención".