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'Parásitos', divertida y rabiosa sátira sobre la lucha de clases

El coreano Bong Joon-ho dirige una de las películas de la temporada. Divertida y aterradora, disparatada y oscura, 'Parásitos' es un cúmulo de sensaciones, sentimientos y reflexiones que tiene una cuidada puesta en escena y unas brillantes interpretaciones y que ha conseguido traspasar la cultura coreana para llegar a todos los públicos

El Cine en la SER: 'Parásitos', divertida y rabiosa sátira sobre la lucha de clases (25/10/2019)

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Madrid

Llega a los cines Parásitos, la gran rival de Almodóvar en la carrera por el Oscar. El director coreano Bong Joon-ho juega con los géneros en esta historia sobre la lucha de clases. Más cine comprometido con Secretos de Estado. Keira Knightley da vida a una espía real, la británica que intentó parar la guerra de Irak. El cine francés se interesa por la búsqueda del amor en la era de las redes sociales en 'Tan cerca, tan lejos'. Y dos películas españolas, Daniel Calparsoro convierte en thriller El silencio de la ciudad blanca, y Neus Ballús nos hace repensar el turismo con el Viaje de Marta. En cine clásico, nos preparamos para un Halloween de cine y repasamos la carrera de John Cleese. Y en televisión, el gran estreno de la semana es Watchmen, la adaptación libre de la famosa novela gráfica empieza fuerte.

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Parásitos (Bong Joon-ho)

Parásitos no habla de monstruos ni de seres fantasmagóricos. Habla de personas reales que están en la sociedad. Son personas que esperan vivir con otros en una relación de coexistencia o de simbiosis, pero eso no funciona, por lo que se ven empujados a una relación parasitaria. “No buscaba tratar con las diferencias de clases. Cuando miramos a nuestro alrededor, identificamos a esas dos clases, los ricos y los pobres. esta disparidad está por todas partes. Así que el tema emerge solo”, dice el director.

Un título irónico, un recurso que Bong Joon-ho ya utilizó en una de sus obras maestras, Memories of murder. El director coreano ha creado una de las películas del año, que ganó la Palma de Oro en Cannes y que ya está en las quinielas de los Oscar. En Estados Unidos le conocen bien, con Rompenieves y Okja, esta última película de Netflix.

En Parásitos vuelve a retratar, con luces y sombras la situación de su país. Lo hace en un drama humano que mezcla características de distintos géneros, una de las obsesiones del director de Mother. “Tengo sentimientos encontrados con los géneros cinematográficos. He crecido viendo los géneros norteamericanos. Y puedo afirmar que corren por mis venas. Pero al mismo tiempo quiero rechazarlos y tirar por tierra todos los límites, en medio de todo ese remolino de mis sentimientos, creo que quiero experimentar mucho más”, aventura.

Parásitos representa las grietas del capitalismo, las grietas de las diferencias de clases y lo hace a través de tres familias. Una rica, que vive en un chalé, conduce cochazos y van a universidades caras. Otra malvive con empleos precarios y triquiñuelas en un barrio obrero y hacinado de las afueras. Y una tercera que sobrevive en un sótano.

Divertida, aterradora, triste, Parásitos es un cúmulo de sensaciones, sentimientos y reflexiones que tiene una cuidada puesta en escena y unas brillantes interpretaciones y que ha conseguido traspasar la cultura coreana para llegar a todos los públicos. Cuando dirijo una película trato de expresar un sentimiento de la cultura coreana. Pienso en todos los coreanos viendo la película desde una perspectiva muy abierta. Pero es verdad que cuando ves todas las respuestas de los diferentes públicos, al final todos ven lo mismo. Eso me hace darme cuenta de que la película es universal y lo es, básicamente, porque todos vivimos en un mismo país: se llama Capitalismo. Eso explica la uniformidad de las respuestas”, asegura a medios americanos

Una lección a la burguesía que tiene empleados y empleadas del hogar y los explota sin querer verlo. Hay ecos de Viridiana, de El sirviente, de Losey o Teorema de Pasolini, películas que han enfrentado a los ricos con su servicio. También hay ecos de Rompenieves, película con la que se adentró en Hollywood este director, donde los proletarios del vagón de cola tenían que avanzar hacia la locomotora para tomar el poder. Parásitos no juzga en ningún momento a sus personajes, evitando así caer en todo momento en el habitual maniqueísmo que caracteriza el cine que enfrenta las altas esferas con las bajas. Lo que hace la cinta es apuntar a que cuando hay desigualdad e injusticia siempre salpica, incluso a los que viven en chalets con alarmas y vigilancias varias.

&#039;Parásitos&#039;, divertida y rabiosa sátira sobre la lucha de clases

Secretos de estado (Gavin Hood)

La guerra de Irak, la invasión ilegal impulsada por George Bush y Tony Blair, esconde muchas historias reales que se han silenciado o son aún desconocidas para el gran público. Secretos de Estados rinde un pequeño homenaje a Katharine Gun, una traductora de una agencia de la inteligencia británica, que filtró un documento para intentar detener el ataque. Esa circular pedía espiar a otros países. Esa era la intención de Estados Unidos y Reino Unido, a Aznar, pese a sus esfuerzos, lo sacan de la foto. Las maniobras de ambas potencias pasaban por recabar información y así poder chantajear a miembros del Consejo de Seguridad de la ONU en busca de una resolución favorable.

Keira Knightley protagoniza este drama político que, más allá de su denuncia, reflexiona sobre los límites de la conciencia. “Es una historia sobre la conciencia, una historia sobre la moral. Una historia que plantea preguntas muy serias... porque parece que no hay sitio para las personas con conciencia en los servicios de inteligencia - ¿Nos parece eso bien? - Tampoco es posible, si el gobierno actúa de forma ilegal, que los miembros de los servicios de inteligencia puedan hacerlo público sin exponerse a la cárcel ¿Nos parece eso bien? Aunque nuestros gobiernos hayan cometido algún crimen, de acuerdo con la nueva ley de secretos de estado que están intentando aprobar, están por encima de la ley ¿Nos parece eso bien? Es una película que nos pide, como ciudadanos de un país, que cuestionemos los principios morales de nuestros gobiernos y los actos que se hacen en nuestro nombre. Cualquier ciudadano debería poder cuestionar el poder que ostentan nuestros gobiernos”, explia la intérprete.

Katharine Gun arriesgó su libertad y su matrimonio -estaba casada con un refugiado sin permiso fijo de residencia- y puso en jaque al gobierno británico, que la acusaba de traición. De corte clásico, Gavin Hood, el primer director sudafricano en ganar el Oscar, dirige esta cinta a caballo entre el mejor thriller británico y el cine de espionaje. “El tema, la idea de la película es, ¿Qué harías tú en el tu trabajo si descubrieras algo en esa oficina que es ilegal, inmoral? Es algo que sucede en muchas industrias, incluida la nuestra ¿Cuándo es el momento de hablar? Sabiendo que arriesgas tu trabajo y, en su caso, arriesgando también su libertad. Espero que la gente se identifique con lo que la película cuenta”.

El documento fue publicado por el periódico The Observer, pese a su postura favorable a la guerra, y la mayoría de los medios americanos lo silenciaron. Martin Bright fue el periodista que contrastó y cotejó la información. Se encarga de interpretarlo Matt Smith, quien confía en que la película sirva para enterrar la ingenuidad y exigirles más a nuestros gobernantes. “Cuando vuelves a ver las imágenes de Bush y Powel, y todos los demás que trabajaban en la Casa Blanca, y Blair, resulta incomprensible que todo esto sucediera frente a nuestros ojos. Y solo ahora, con tiempo y perspectiva, surjan palabras como crímenes de guerra, que todo ello fuera, en muchos niveles, tan ilegal. Lo sabíamos y fuimos a las manifestaciones, quisimos hacer algo. Creo que es una película muy poderosa relacionada con la actual escena política en Siria. Hay ataques con misiles y sigue sin haber una resolución de la ONU. Y piensas, ¿otra vez?”, asegura.

Una heroína desconocida, una mujer valiente que se jugó la vida por exigir explicaciones, por combatir un atropello, por intentar detener una guerra ilegal. Secretos de Estado es una película sólida y combativa que invita a dialogar con el presente e interpela a los espectadores: qué podemos hacer ante los abusos del poder.

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Tan cerca, tan lejos (Cédric Klapisch)

En ‘Tan cerca, tan lejos’, Ana Girardot es Mélanie, una investigadora científica que, tras una ruptura encadena citas que no llevan a ninguna parte a través de una aplicación. Y François Civil interpreta a Rémy, un joven parisino con un trabajo monótono en un almacén que vive solo en su apartamento y que, sin saber muy bien por qué, sufre un ataque de ansiedad en el metro. Viven en edificios contiguos y frecuentan los mismos lugares, pero son extraños. Son dos solteros en busca del amor víctimas de la soledad de las grandes ciudades en una era hiperconectada, donde encontrarse debería ser más sencillo.

La cinta es una crítica a la deshumanización de las relaciones por las redes sociales, a la inmediatez que proporcionan y que hace que nos cansemos de las personas igual de rápido que las conocemos y a la angustia que provoca la gran cantidad de opciones que existen en el mercado para conocer a gente. “Yo creo que la película de lo que habla es realmente de la comunicación, pero la verdadera, es decir, hoy tenemos teléfonos, tablets, ordenador... y es instantáneo, pero sigue siendo un tipo de comunicación a distancia, no es directo. Están ahí, se conecta, pero no se comunica de verdad. Las fotos, los textos.... sigue siendo una cosa virtual. Eso de ir a un baile, conocer a alguien y lanzarse ya no es lo habitual ¿qué es lo habitual? pues a través de texto virtual, y ahí está el problema de la comunicación de los jóvenes de hoy”, dice Cédric Klapisch.

&#039;Parásitos&#039;, divertida y rabiosa sátira sobre la lucha de clases

Los dos personajes principales están marcados por el dolor y la pérdida, pero sin convertir la película en algo totalmente trágico. Se habla de los pequeños traumas que pueden afectar a la gente común y de cómo el acudir al psicólogo puede ayudar a superar cualquier tipo de problema. Pero Klapisch, que confiesa estar haciendo casi publicidad de los psicólogos, comenta que acudir a ellos es algo totalmente normal porque no son más que profesionales de la conversación. Dice también que hablar es mucho más valioso que cincuenta mil medicamentos porque, aunque parezca simple, hablar y sacar las cosas es, a veces, la mejor medicina.

‘Tan cerca, tan lejos’ es un retrato de la sociedad de hoy en día, en la que todo parece preparado para conectarnos con todos, pero en la que cada vez hay más gente sola. Es una sociedad de enganchados a internet y desconectados de la vida en la que hay nuevas formas de seducción y parece que ya no sirven los códigos de hace unas décadas.

El silencio de la ciudad blanca (Daniel Carpalsoro)

Un thriller basado en el best seller escrito por Eva García Sáenz de Urturi que cuenta una serie de extraños asesinatos que aterrorizan a la ciudad de Vitoria. La sucesión imparable de crímenes y una investigación policial contaminada por las redes sociales llevarán al límite al inspector, enfrentándolo a un asesino camaleónico y despiadado que podría estar más cerca de lo que creía. Protagonizan Belén Rueda, Javier Rey y Aura Garrido una cinta que se obceca en adaptar la novela y pierde el pulso habitual de su director, Daniel Calparsoro.

El viaje de Marta (Neus Ballús)

El otro estreno español viene de una de las miradas más interesantes del nuevo cine catalán. Es Neús Ballús, que en su segunda película -El viaje de Marta (Staff Only)- pone la mirada en el turismo, en la forma en la que viajamos y nos relaciones. Y lo hace a través de una adolescente rebelde, la debutante Elena Andrada, que pasa unas vacaciones en Senegal junto a su hermano y su padre, interpretado por Sergi López, un agente de viajes de esos que preparan packs a resort. Es una crítica al turismo neocolonialista y también una historia sobre el crecimiento de esta joven y la asunción de responsabilidades. 

 
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