Lanzan una aplicación que revisa las redes sociales de los menores para detectar situaciones de acoso escolar
Daniel Pérez ha desarrollado esta app porque tiene un hijo con Asperger y le preocupaban sus relaciones en las redes sociales
Ir a la misma clase que tu acosador: el acoso escolar en 'La Ventana'
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Madrid
Acaba de empezar a andar una aplicación especializada en la detección del acoso escolar y sexual a través de las redes sociales. Se llama ‘Jimcrick’ y permite a los padres saber si sus hijos están siendo acosados sin invadir su intimidad.
Los padres se descargan la app y un sistema de Inteligencia Artificial escucha todas las conversaciones en redes sociales de los hijos. Es algo blindado y uno de sus fundadores, Daniel Pérez, ha explicado en 'La Ventana' que ni siquiera ellos saben lo que dicen los menores en sus conversaciones; tan solo podrían conocerlo con la autorización de un juez.
<p>La realidad del acoso escolar en nuestro país: "El viernes tiene que ser el mejor día de la semana para los chavales que sufren acoso escolar: porque pierden de vista a sus acosadores", Carles Francino.</p>
Mediante inteligencia artificial elaboran un "índice de peligrosidad"; primero conociendo con cuántas personas entabla conversación el hijo y luego analizando sus respuestas: si hay silencios, si borra muchos mensajes... La app funciona para Instagram, Twitter, Facebook y YouTube y escucha todos los mensajes independientemente de si se mandan desde un teléfono, un ordenador o una tablet.
Si la app detecta situaciones de acoso manda un mensaje de aviso a los padres para que hablen con los hijos y verifiquen si realmente hay un problema. Les indica los pasos a seguir. También el niño recibe un mensaje que le indica si lo que está recibiendo es adecuado. A los dos días del primer mensaje, se manda otro para saber si realmente hay acoso. En caso positivo, se indica las asociaciones que les pueden ayudar y si es un caso de acoso sexual, se contacta con la policía.
El coste de la aplicación es de 48 euros al año; fue idea de tres socios, uno de ellos es ingeniero. Trabajó para el gobierno español desarrollando una inteligencia artificial contra las amenazas terroristas al Estado. La herramienta es de Daniel Pérez y la ha desarrollado contra el acoso porque tiene un hijo con Asperger que no distingue los matices, la ironía y estaba preocupado por sus relaciones en las redes sociales. De momento tan solo la tienen instalada unos 50 padres y hace tan solo dos semanas que Apple permitió que la app se pudiera instalar en sus dispositivos.
Cambiarse de colegio para evitar al acosador
En La Ventana hemos hablado también con las madres de dos niñas que han sufrido el acoso escolar. Petra Ferreyra es madre de una niña que sufrió acoso escolar racista en un colegio de Madrid. El detonante fue a partir de los 10 años. Inmediatamente, la familia lo puso en conocimiento de la dirección del Centro y de la Consejería escolar. Como no se tomaron medidas, su hija tuvo que cambiarse de colegio.
La comunidad de Madrid tendrá que indemnizar a esta familia con 7500 euros por el acoso racista que sufrió su hija. “Estamos muy satisfechos con la sentencia”, comenta Petra, a lo que añade, “para nosotros el reconocimiento moral ante todo el daño que sufrió nuestra hija es fundamental”.
Su hija tuvo ansiedad y depresión, pero Petra tiene claro que esta sentencia le ayudará en el proceso de recuperación de las secuelas. Parte del dinero de la indemnización será donado a la campaña 'Suspenso al racismo' para ayudar a todos los niños que sufren acoso escolar racista como lo tuvo que sufrir su hija.
Convivir con las acosadoras
Narcisa Ramiro es madre de una chica de 14 años que también sufrió acoso escolar. El 11 de abril, unas chicas del mismo instituto de su hija, le pegaron, grabaron un vídeo y lo subieron a las redes. Esas mismas niñas que pegaron a su hija, la amenazaban para que se fuese con ella.
El vídeo pasó por todo el instituto y la dirección del Centro no actuó. “Mi hija fue a hablar con el Jefe de Estudios y él le dijo: «déjate de tonterías y vete a clase»”, cuenta Narcisa. “La respuesta del director del centro cuando le llamé fue: “es que tu hija es muy problemática”.
Cuando todo esto ocurrió, mi hija lo pasó fatal, no quería ir al instituto, pero yo insistía en que tenía que ir. Ahora, la chica que le agredió ya no va a ese mismo instituto. Las demás sí continúan siendo alumnas, pero ya no se acercan a ella, “no sé si por miedo o porque el caso se hizo muy mediático”, añade Narcisa.