Cuestión de imagen

Madrid

Inmersos como estamos en la sociedad de la imagen, cada vez te importa más lo que parece que lo que es. Una realidad sustitutoria cuya digestión inadecuada nos está volviendo idiotas a pasos agigantados. En lo menor, aunque no tan menor, se manifiesta en esa cultura del selfi que nos impide ver lo que tenemos ante nuestros ojos a fin de poder perpetuar lo que nos estamos perdiendo, uno de nuestros cinco sentidos sacrificado al sin sentido. Y en lo mayor, en la paranoica persecución al precio que sea de la mejor imagen personal, corporativa, nacional… que cuando desbarra produce monstruos.

Uno bien gordo nos llegó este lunes de Cataluña. La presidenta de la Asamblea Nacional Catalana (ANC), Elisenda Paluzie dijo que los graves disturbios padecidos en los últimos días tenían la ventaja de que permitían visibilizar el conflicto en el exterior. Es muy penoso que una representante tan destacada de la sociedad civil encuentre rentabilidades de imagen en el vandalismo de grupos independentistas radicales cuando debería preocuparle, por encima de todo, que ese tumor maligno pudiera prender en sectores jóvenes, incluso adolescentes, de su sociedad. Porque además lo que se visibiliza no está acercando ninguna solución. Europa ya conoce las cosas y ni se ha inmutado, todo lo contrario, aumentan los problemas. Los empresarios catalanes lo señalaron en su encuentro de ayer con el jefe del Estado: la violencia ahuyenta inversores, la violencia empobrece. Otra cosa es que se busque el cuánto peor, mejor. Si es así, Elisenda Paluzie tiene razón.