El independentismo avanza; la lucha del cambio climático, no
Los efectos de la clamorosa victoria de Boris Johnson y, por otro lado, en la lucha contra el cambio climático no pasaremos a otra fase operativa hasta que no ocurra uno de dos supuestos
undefinedVÍDEO: Pablo Palacios
Madrid
El independentismo avanza; la lucha climática, no. Uno de los efectos de la clamorosa victoria de Boris Johnson es que relanza el independentismo. En Escocia, seguro; en Irlanda del Norte, muy probablemente, y un viento que va a extenderse por ahí. El independentismo catalán lo está esperando como algo revitalizador y es seguro que el Congreso del próximo fin de semana, el Congreso de ERC, en va a coger está señal y va a reanimarse con ella y nada digamos si el jueves el Tribunal de Justicia de la Unión Europea falla a favor de la inmunidad como europarlamentario de Oriol Junqueras, lo cual además pondría también pista a Carles Puigdemont. Por todas estas razones creo que es más necesario todavía que se llegue a un acuerdo entre los socialistas y ERC y para más allá de la investidura. A fin de que, después de que haya las elecciones en Cataluña, exista alguna salida transversal al tema en Cataluña, alguna salida transversal, aunque sea precaria. Algunos dirán que eso les gusta pero que piensen en cualquier otra alternativa: cualquier esperanza, aunque sea leve pasa por la transversalidad, desde mi punto de vista. Fuera de ella no cabe otra solución que seguir viviendo en el encontronazo incesante.
Por lo que se refiere a la Cumbre del Cambio Climático, es evidente que fue el parto de los montes: que parió un ratón en enclenque. No se llegó a gran punto y difícilmente se va a poder llegar si no se cuenta con el apoyo de EEUU, de China, de Rusia y se cuenta además con las reticencias de los países -los nuevos gigantes- como India o como Brasil, que reclaman el derecho a crecer, como lo hicieron los demás antes de que les entran los escrúpulos medioambientales. La cosa es que no se llegó a un buen sitio, ha sido decepcionante el resultado, a pesar de los esfuerzos de los más importantes países europeos, Alemania, Francia, Gran Bretaña y también de España, que ha cumplido un muy brillante papel como organizador haciendo en tiempo récord algo parece casi una proeza y también en la propia acción en la cumbre, bajo el liderazgo creo que muy digno de la ministra en funciones, Teresa Ribera, pero no es suficiente y no pasaremos a otra fase operativa hasta que no ocurra una de estas dos cosas: o bien, que los ciudadanos pasemos de la etapa de la concienciación de boquilla, que es en la que nos encontramos, y entremos ya en la fase concreta de aceptación de que hemos de modificar nuestros paradigmas de conducta y de consumo. O bien, que la emergencia climática -como consecuencia de la cual se producen determinados importantes estragos- deriven en emergencia económico-financiera que pueda afectar a los intereses de los más poderosos. Hasta que una de esas dos cosas ocurra- o las dos o se combinen- no pasaremos a una distinta fase de acción eficaz. Ninguno de los dos supuestos se ve por el momento.