Los mejores libros que nos ha traído 2019 al 'Club de Lectura'
Repasamos cinco de las obras que han pasado durante los últimos doce meses por 'A Vivir' y con cuyos autores hemos tenido la oportunidad de charlar
Madrid
El 2019 ha sido un buen año para los amantes de la literatura. Por el ‘Club de Lectura’ de ‘A Vivir…’ comandado por el periodista Óscar López han pasado muchos de los autores que han sido tendencia durante los últimos meses y otros que, aunque más desconocidos, tienen una calidad excepcional. Los recopilatorios que estos días nos podemos encontrar buceando por internet son infinitos, pero esta es nuestra selección:
'La cara norte del corazón', de Dolores Redondo
"Cuando Amaia Salazar tenía doce años estuvo perdida en el bosque durante dieciséis horas. Era de madrugada cuando la encontraron a treinta kilómetros al norte del lugar donde se había despistado de la senda. Desvanecida bajo la intensa lluvia, la ropa ennegrecida y chamuscada como la de una bruja medieval rescatada de una hoguera, y, en contraste, la piel blanca, limpia y helada como si acabase de surgir del hielo.”
'La cara norte del corazón' (Destino) es la última novela de Dolores Redondo, que estuvo en el programa charlando sobre la narrativa y el escenario de la obra: Nueva Orleans. En 2005, Katrina azotó la ciudad estadounidense y lo que vimos en los días posteriores fue el abandono por parte de las autoridades gubernamentales de las tareas de reparación. La autora relata aquella tragedia así: "Las instituciones abandonaron a parte de su población porque era población de segunda. Ésa es la parte real, de denuncia, de rabia, que debe tener una novela. Ha sido conmovedor para mí y espero que lo sea para los lectores"
'Infelices', de Javier Peña
Javier escribía discursos para un consejero de la Xunta de Galicia, pero él quería ser escritor. El dilema era conservar un trabajo con un sueldo fijo o lanzarse a la aventura de la literatura. Era entonces o nunca. Y Javier no lo pensó. O sí, pero decidió saltar al vacío.
Y la cosa no le ha ido mal. ‘Infelices’ ha recibido un aluvión de críticas positivas (alguna negativa también, no hay que ocultarlo). Es una novela escrita con todo el descaro y todo el desparpajo que sólo puede tener un principiante. Eso sí, ese novato tiene un dominio del castellano como pocos en estos tiempos.
Cuatro amigos estudian periodismo en Santiago en los años que cabalgan entre un milenio y otro. Se hacen llamar el “Círculo de Viena”, como el grupo científico y filosófico que surgió en los años 30 en la capital austriaca. Dos décadas después las vidas de esos cuatro amigos no son precisamente las que ellos habían soñado.
'Seis formas de morir en Texas', de Marina Perezagua
Un joven chino viaja desde su país hasta Estados Unidos tras el corazón que le quitaron a su abuelo para ser trasplantado. En Texas, una joven ciega espera su ajusticiamiento en el corredor de la muerte. El cruce de caminos de estos dos protagonistas nos va a dar a conocer dos realidades trágicas y relativamente poco conocidas: el tráfico de órganos y la otra cara de la pena de muerte. Este párrafo extraído de la obra da prueba de ello:
“Actualmente la casilla que el funcionario debe marcar en el caso de una ejecución es la de homicidio. Por tanto, los certificados de defunción que dejamos los condenados a muerte son el testimonio legal de que el Estado comete, de manera regular, homicidio. Ignoro por qué no existe una casilla para el asesinato. En el caso de que existiera, nuestra defunción debería marcarse con una cruz en esa casilla, pues la muerte que se nos impone se da bajo los agravantes de alevosía -el que va a morir no puede defenderse y el agresor no corre ningún riesgo-, ensañamiento -la agonía del que va a morir se aumenta deliberadamente- y precio, recompensa o promesa -el verdugo recibe una retribución económica por cumplir con su cometido”.
'El río baja sucio', de David Trueba
El cineasta y escritor madrileño vuelve a las librerías con una novela para todas las edades sobre la amistad, la conciencia ecológica y la dificultad que supone forjarse el futuro. ‘El río baja sucio’ la protagonizan dos amigos de 14 años, Tomás y Martín, que pasan juntos la Semana Santa. El foco de la narración se mueve entre las familias de ambos chicos hasta que entra en escena un exconvicto y su hija, con el interés que estos despiertan en los protagonistas.
David Trueba, según la opinión de Óscar López, hace "una novela de crecimiento, una historia sobre la pérdida de la inocencia", pero también sobre el ecologismo, el descubrimiento de la naturaleza, la corrupción política o la resolución de conflictos. Precisamente porque tiene diversos niveles de lectura, la pueden abordar distintos tipos de lectores.”
“Después de ‘Tierra de campos’, que fue la novela con la que quise cerrar el ciclo de mis primeros cinco libros, la idea de 'El río baja sucio' se abrió paso con fuerza. Personajes principales en una edad de nuevas percepciones, obligados a asomarse a la vida real en medio de un conflicto sin posible resolución. No era una huida, sino una vuelta a casa, al origen de la vocación de escribir como una manera de explicarse la frustración y la complejidad de vivir". Así explica Trueba el camino que le ha llevado a escribir su nueva novela.
'Un revólver para salir de noche', de Monika Zgustova
Continuando con su particular aproximación a la mujer en el siglo XX, esta vez Monika Zgustova centra su atención en Véra Nabokov, la señora que acompañó al escritor Vladimir Nabokov durante toda su vida. Véra es un ejemplo diáfano de la mujer que, consciente de que comparte su existencia con un hombre extraordinario, decide convertir en su razón de ser el éxito de su pareja.
Véra es la primera lectora de los textos de su marido, quien los pasa en limpio y los prepara para su edición. Organiza la vida de los Nabokov en el exilio, primero en Berlín, luego en París y finalmente en los Estados Unidos, donde convence a su marido de que pase a escribir en inglés y se centre en las novelas, hasta su regreso a Europa, cuando se establecen en Suiza. Lleva las finanzas y negocia los contratos de los libros, las adaptaciones cinematográficas, los contratos en las publicaciones periódicas. Pero también pretende controlar las amistades de Vladimir, sobre todo las femeninas. La novela se adentra asimismo en las relaciones de Nabokov con otras mujeres, a pesar del férreo control de Véra, y lo que representaron para Nabokov y su obra.