Negacionismo de despacho y moqueta
Hemos llegado a ese punto en el que ni siquiera pedimos a los políticos que sean brillantes, nos bastaría con un poco de rigor y cierto sentido de la trascendencia
Madrid
Seguro que puede. Inténtelo. No es muy difícil. Repita conmigo: “La contaminación mata”. Son solo tres palabras, presidenta. No requieren mucho esfuerzo: “La contaminación mata”. Y no solo eso. La contaminación nos hace enfermar, nos hace vivir peor. Cubre y sepulta de suciedad nuestro futuro.
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Hemos llegado a ese punto en el que ni siquiera pedimos a los políticos que sean brillantes, nos bastaría con un poco de rigor y cierto sentido de la trascendencia.
Sus prejuicios también serán parte de su herencia política y la emergencia climática es hija, en buena medida, de políticos como Díaz Ayuso, que renunciaron a ser vanguardia en la defensa del planeta y del futuro.
Este tipo de ideas expresadas en alto expresan un cortoplacismo un tanto cateto, como si les gustara desayunar chupitos de tubo de escape.
El negacionismo de bar es inevitable porque los bares siempre han sido en España como la biblioteca de Alejandría, encierran todos los saberes, pero el negacionismo de despacho y moqueta, ese es el peor, el más peligroso, el más irresponsable.
Así que deje la superchería y haga caso a los científicos. Y si no le convencen, haga caso a la gente que, como en otras muchas ocasiones, también en esto empieza a ir por delante de la política, que parece ajena a los efectos del cambio climático con el que queda demostrado el único nivel que hace subir es el del mar.
Negacionismo de despacho y moqueta
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Pedro Blanco
Llegué a la SER en 1996 y desde entonces he trabajado como editor en diferentes programas. He sido director...