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Opinión

Tragar sin masticar

Tengo la impresión a veces de que el gobierno de Sánchez quiere lanzarse al galope antes de terminar de ensillar su caballo. El ejemplo de Venezuela de estos días puede servir

Madrid

La presencia de Juan Guaidó en España ha puesto en evidencia que nuestro gobierno está hilvanado, pero no cosido del todo. Por mucho que se esfuerce en explicar los movimientos de Ábalos o las razones por las que no se vio con Guaidó, Sánchez sabe que está viviendo una contradicción, que está columpiándose entre el reconocimiento oficial que hace un año hizo a Guaidó como presidente de Venezuela -postura de Felipe González- y su extraoficial pensamiento más próximo a Zapatero y a la postura de Podemos. ¿Es que acaso Iglesias y Sánchez no pusieron en común sus posiciones en torno a Venezuela para marcar una línea específica y concreta de acción en esta materia? ¿no esperaban que pudiera haber contradicciones y pudieran producirse además en el escenario peor? Porque las contradicciones en la política doméstica son mala cosa por las contradicciones en la política exterior son verdaderamente insoportables.

Tragar sin masticar

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Con este episodio, además, el Gobierno debería reflexionar. Le debería ayudar a reflexionar sin complacencia sobre este, su primer mes de gobierno, que ha estado marcado por las muchas actuaciones – ha demostrado una gran capacidad de acción pero no siempre con la adecuada reflexión- y es importante, como sabemos, masticar bien antes de tragar para que las cosas se digieran adecuadamente.

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Tenemos ejemplos de todo. El ejemplo bueno, el del acuerdo sobre el salario mínimo, que no es que sea un éxito porque se hizo pronto sino porque se hizo después de que se hubieran masticado bien todos los acuerdos. Y ejemplo en contrario, desde mi punto de vista, el anuncio de la reforma del Código Penal. ¿Se ha entendido de que en que caso de que salga adelante y tuviera necesidad de ser aprobado por el Parlamento necesitaría de los votos de Esquerra, los mismos que a lo mejor se beneficiaban con la rebaja de penas a los presos? O, en el caso de la anunciada conversación de Sánchez con Torra, ¿no sería mucho más prudente anunciar que no se va a hacer nada hasta tanto el Supremo no hable sobre el fondo de las cosas, su situación? Por cierto, este mediodía es importantísimo saber qué va a ocurrir con Torra en el Parlament.

En resumen, que un gobierno en coalición necesita meditar mucho y reflexionar mucho para gestionar bien sus contradicciones y más cuando ese gobierno es hiperactivo, como el actual. Porque, por ejemplo, que Sánchez quiere estar en todas partes -lo mismo en Davos, que las inundaciones, que en los Goya- está muy bien, si el cuerpo aguanta. Que el Gobierno quiere llevar la iniciativa en todo, también está muy bien si todo está previamente pensado de una forma suficiente. Tengo la impresión a veces de que el gobierno de Sánchez quiere lanzarse al galope antes de terminar de ensillar su caballo. El ejemplo de Venezuela de estos días puede servir.

 
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