La salud sexual tendrá que esperar al lunes
El Ayuntamiento de Madrid retira la subvención de 30.000 euros que concedía desde 2017 a la Federación Estatal de Planificación Familiar para la apertura durante el fin de semana del Centro Joven de Anticoncepción y Sexualidad
Nos sentamos a charlar con cuatro jóvenes voluntarios del centro para conocer sus impresiones sobre educación sexual en general y sobre esta medida en particular
Madrid
Desde principios de año hacerse una prueba de VIH o encontrar asesoramiento sobre anticonceptivos los fines de semana en Madrid es más difícil. El Ayuntamiento de la capital, encabezado por el popular José Luis Martínez Almeida, ha acordado retirar la subvención de 30.000 euros que venía otorgando desde 2017 a la Federación Estatal de Planificación Familiar (FEPF) para mantener abierto sábados y domingos el Centro Joven de Anticoncepción y Sexualidad (CJAS).
Este centro es el único de sus características en toda la comunidad y ofrecía un servicio de atención integral a la salud sexual y reproductiva de los jóvenes. Los profesionales que trabajan en este espacio ofrecen servicios de información, atención y asesoramiento continuado. Además, las consultas son confidenciales, gratuitas, sin cita previa y sin límite de tiempo en la atención. “Aquí acompañamos a las personas en su proceso de toma de decisiones. Nosotros no le decimos a nadie lo que tiene que hacer. Asesoramos, damos la información necesaria y la persona elige. Se siente atendida, se siente escuchada y, sobre todo, apoyada.”, señala Marieta Linares, una de las voluntarias que trabaja en el centro durante la semana.
La salud sexual tendrá que esperar al lunes
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El pasado lunes, en respuesta a preguntas de los periodistas, el alcalde de Madrid se defendía de las críticas y sostuvo que, a pesar de que este centro cerrará los fines de semana, “no habrá ninguna laguna” porque “no es la única entidad que puede hacer esa función”, dado que “otros ya lo cubren”. La realidad es que ninguna otra entidad lo hace.
"Este era un sitio en el que, si tú tenías una pregunta, una duda o te había pasado algo, podías acudir y ahora, ¿a quién acudes?"
Además de Marieta, otros voluntarios como Irene Maté, Jesús Manuel Lagar o Paula Mirad atienden las consultas de los jóvenes que se acercan al centro durante la semana. Ellos tienen entre 20 y 25 años y ven con preocupación la decisión tomada por el Ayuntamiento: “Los jóvenes cuando más tiempo tenemos es los fines de semana. Entre semana estamos estudiando o trabajando. Cerrar los fines de semana es totalmente incoherente si es un centro joven”. “Este era un sitio en el que, si tú tenías una pregunta, una duda o te había pasado algo, podías acudir y ahora, ¿a quién acudes?”, se pregunta Irene.
Solo durante 2019, según datos recogidos por el propio centro, acudieron 800 jóvenes, es decir, 20 cada fin de semana. Su directora, Raquel Hurtado, señala que es esencial mantener abierto un centro de estas características durante los fines de semana porque es cuando los jóvenes, además de tener más tiempo libre, mantienen más relaciones sexuales que pueden entrañar algún tipo de riesgo. El propio proyecto que la FEPF presentó en 2018 al Ayuntamiento de Madrid así lo recoge: “es durante el fin de semana cuando los jóvenes suelen enfrentarse a situaciones complejas que no logran resolver con éxito, puesto que es precisamente en ese periodo cuando se concentran la mayor parte de las relaciones desprotegidas, asociadas al ocio y el tiempo libre”.
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En el mismo documento se reconoce que “la mayoría de las necesidades relacionadas con la sexualidad no tienen, objetivamente, un carácter urgente”. Pero al mismo tiempo se señala que es “la inmediatez y la intensidad con la que los jóvenes viven este tipo de problemas lo que provoca que sea urgente”. “Mucha gente viene aquí muy agobiada”, explica Marieta.
“La gente tiene mucho miedo a que si vivimos nuestra sexualidad de forma libre esto se vuelva Sodoma y Gomorra”
La Organización Mundial de la Salud recomienda que exista un centro de estas características por cada 100.000 habitantes jóvenes. Es más, el propio Ayuntamiento de Madrid hizo pública una encuesta el pasado mayo sobre ‘Preocupaciones e intereses de la población adolescente escolarizada en la ciudad de Madrid’, que revelaba que un 67,2% de los jóvenes reconocían haber tenido, al menos en alguna ocasión, prácticas de riesgo.
En este mismo estudio llama la atención que un amplio porcentaje de jóvenes afirma no sentirse preocupado por haber llevado a cabo prácticas de riesgo (siendo el porcentaje de hombres mayor al de mujeres). Este dato es una muestra de la necesidad de mejorar las materias relacionadas con la educación sexual, tan cuestionada en los últimos meses desde las formaciones políticas de derecha. En el CJAS no solo atienden las consultas de las personas que buscan ayuda, sino que se realizan actividades en centros educativos sobre salud sexual.
Los cuatro voluntarios están de acuerdo cuando afirman que todavía queda mucho por avanzar en este terreno. “Cuando llegas a una clase de niños de 16, 17 años y todo su concepto de sexualidad es “mojar el churro” o “hincar el palo” ves que hace falta dar una visión mucho más amplia. El problema viene de la concepción que los niños y niñas tienen de la educación sexual, que lo asocian a la penetración. Sin embargo, se trabajan muchas cosas como la autoestima, el respeto o la diversidad”, indica Jesús.
“La educación sexual sigue siendo un tema tabú”, señala Irene, a lo que Marieta le replica con tono irónico: “…después enseñamos juegos eróticos según Abascal”. “La gente tiene mucho miedo a que si vivimos nuestra sexualidad de forma libre esto se vuelva Sodoma y Gomorra”, sentencia.
Daniel Sousa
Es redactor en EL PAÍS Audio y colabora en ‘A Vivir que son dos días’ de la Cadena SER. Ganador del...