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Uno de cada cuatro españoles sufre calvicie a partir de los 25 años

España es uno de los países con mayor población con problemas de alopecia

España, país de calvos

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Madrid

España es un país de calvos, ahí somos potencia mundial. A partir de los 25 años uno de cada cuatro hombres españoles comienza a sufrir síntomas de calvicie. En los últimos años, Turquía se ha convertido en la meca de los injertos, es el país del mundo en el que se realizan más procedimientos de este tipo. Sólo en Estambul ya hay 350 clínicas especializadas. La razón del atractivo turco es fundamentalmente el bolsillo, el precio.

Sonia Ballesteros nos ha contado la historia de uno de los españoles que viajó a Turquía para hacerse un implante de pelo. Carlos, un joven sevillano, explica que lo importante es tener una zona de la cabeza bien poblada porque el pelo que te ponen donde te falta lo extraen de la llamada zona donante, es decir, de ahí donde tienes más. Carlos pagó 2900 euros por 5000 folículos y todo incluido: viaje, hotel, comida, traductor, etc. Además, cuenta que también incluye el seguimiento a distancia “durante todo un año tienes una atención telefónica 24 horas al día por si tienes molestias o picores”. En la operación los médicos estuvieron cuatro horas extrayendo folículos y después, se los volvieron a poner. En total, 8000 pinchazos en la cabeza, pero Carlos asegura que no tuvo dolor en ningún momento.

Un año después, que es el tiempo que hay que esperar para ver el resultado definitivo, Carlos se ha acostumbrado a su nueva imagen y hasta ha recuperado sensaciones que no tenía; “antes no me preocupaba por salir despeinado en las fotos y ahora estoy pendiente de mi flequillo”. Carlos está encantado con el resultado y sostiene que le ha cambiado hasta la mirada.

David Saceda, es miembro del grupo de Tricología de la Academia española de Dermatología y nos ha contestado a algunas preguntas sobre el tema. David cuenta que muchos pacientes que vuelven de Turquía no tienen una experiencia tan positiva como la de Carlos, porque “el problema es que muchos de los centros que realizan trasplantes no son clínicas”. “Si se hace en una clínica son trasplantes que quedan muy bien y para toda la vida”, comenta David. El experto nos ha explicado que hay muchas alopecias de diferentes tipos y factores, pero “la más común es la androgénica, de herencia familiar”.

La dieta y los hábitos saludables pueden influir en nuestra 'salud' capilar, “si tenemos una dieta rica en frutas y verduras, si hacemos ejercicio diario, eso beneficia al pelo igual que a la piel”, cuenta David. Sin embargo, David explica que “para prevenir lo mejor es detectarlo a tiempo y recibir tratamiento médico”.

La calvicie nunca ha sido objeto de demasiado debate filosófico, pero sí estilístico. Ha cambiado de forma, de fondo, de consideración y de status. Lucía Taboada ha hecho un repaso de la historia de la calvicie. Por ejemplo, Hipócrates formuló dos remedios para combatir la calvicie: el primero incluía opio, esencia de rosas, aceite de oliva y vino; el segundo mezclaba rábanos picantes, comino, ortigas y heces de pichón. Pero, sorprendentemente, ninguno le funcionó, y de hecho Hipócrates perdió tanto pelo que da nombre a un tipo de calvicie.

Y es que hay muchos tipos de calvas: las hay incipientes, notables pero disimuladas, notables o mal disimuladas. Hay algunas que se distribuyen como un archipiélago, o las que forman una isla entre la cabellera. O con inteligentes efectos ópticos, como las que derivan la atención a una espesa barba.

Para combatir la devastación capilar se han ideado desde hace siglos brebajes, tónicos, champús, píldoras, cirugías, bisoñés, peluquines o pelucas. Pero también se ha reivindicado el poco pelo. El filósofo Sinesio de Cirene, un calvo que vivió hace más de mil quinientos años, escribió “El Elogio a la calvicie”, donde devuelve la ignominia a los melenudos. De hecho, en la cultura egipcia y mesopotámica se rasuraban el pelo como signo de inteligencia.

 
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