Protocolo social antihisteria
El mayor problema en la gestión del coronavirus puede producirse por la falta de coordinación europea y a la que se debe este nerviosismo caótico
La opinión de Iñaki Gabilondo.
Madrid
Ni se puede parar el mundo ni es realista decir que se puede parar la propagación entre países. Esta frase de Michael Ryan director del programa de Emergencias de la Organización Mundial de la Salud traza las coordenadas en las que hemos de movernos en relación con el coronavirus. Va remitiendo lentamente en China mientras que se va extendiendo fuera ella. En Europa además de Italia ya se consignan casos en Austria, Suiza, Croacia y como saben en España. Hasta el momento siete casos activos.
Protocolo social antihisteria
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Las autoridades sanitarias españolas aseguran que actuarán con mesura, proporcionalidad y transferencia y no dudo que será así. Eso nos permite asimilar de forma adecuada la importancia de la epidemia que debe tomarse en serio naturalmente, pero en su marco de hechos ciertos; es decir, que no se desarrollan todos los casos en los que se detecta y que su tasa de mortalidad es del 3% en China, el 0,7% en el resto del mundo y que se manifiesta sobre todo en personas con patologías previas o de edad avanzada.
Y con el dato de fondo que ayer les ofrecían: los 6.000 muertos anuales en nuestro país a causa de la gripe estacional que aceptamos sin histerias como parte de nuestra normalidad estadística. El mayor problema puede producirse por lo que ayer advertía el primer ministro italiano Giuseppe Conte, la falta de coordinación europea y la proliferación de iniciativas autónomas, lo que está ocurriendo y al que se debe está sensación de nerviosismo caótico con cierres, suspensiones, bloqueos y cuarentenas decretados aquí sí y aquí no, sin orden ni concierto y que podría aumentar si se declara la pandemia lo que es muy probable.
Recordemos una vez más que la pandemia se refiere al nivel de propagación no la gravedad. El peligro que debemos añadir a la desinformacion derivada del cacareo descontrolado de las redes sociales por dónde han empezado a colarse fake news delirantes tanto sobre las causas de la epidemia como sobre las recetas para combatirla. Disparates con nubes de seguidores.
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La sociedad debería diseñar su propio protocolo antihisteria para situaciones así. Lo razonable sería que los medios y los ciudadanos nos limitaremos a ofrecer y recibir noticias confirmadas y recomendaciones de las autoridades sanitarias. Nada más. Y siguiéramos adelante con nuestras vidas sin mayores aspavientos como corresponde a un viejo país que ha visto mucho y que confía en su sistema de salud. Para la histeria financiera no hay recetas.