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"Cuando llevas mucho tiempo de médico en un pueblo empiezas a ser parte de la familia de tus pacientes"

Antonio González Cabrera ejerce la medicina en el pueblo de San Pedro, Albacete, desde hace cuarenta años. Esta es la recopilación de algunos de sus recuerdos y reflexiones como médico rural

"Cuando llevas mucho tiempo de médico en un pueblo, empiezas a ser parte de la familia de tus pacientes y ellos de la tuya"

"Cuando llevas mucho tiempo de médico en un pueblo, empiezas a ser parte de la familia de tus pacientes y ellos de la tuya"

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San Pedro

Antonio González Cabrera es médico de familia en el pueblo de San Pedro (Albacete) desde hace cuarenta años. Había nacido en El Carpio, había estudiado en Córdoba y después de algunos trabajos esporádicos como enfermero y médico rural, llegó a San Pedro un día de enero de 1980.

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La consulta estaba en una casa vieja. El salón con chimenea hacía las veces de sala de espera y estaba lleno de pacientes. Una gran nevada había dejado incomunicado al pueblo durante días. En la consulta había una mesa de maestro desvencijada que hubo que apoyar contra la pared, un infiernillo con cazo donde el practicante desinfectaba la jeringuillas y agujas, y un cubo y un barreño que recogían el agua de las goteras.

La primera paciente fue una mujer. El médico preguntó qué le ocurría. "Me duele el pecho", respondío la paciente. A lo que el médico volvió a preguntar, con mucha seriedad qué pecho le dolía; "¿el derecho o el izquierdo?" Y la mujer, riendo, exclamó: "¡Uy qué gracioso es usted!"

Se instaló en la pensión del pueblo. En aquellos años,los médicos rurales debían estar localizados durante las 24 horas  y era frecuente que la puerta de aquella pensión retumbara en las madrugadas en busca de auxilio para un enfermo grave.

Una noche, eran las tres de la madrugada, recibió la llamada del Cabo de la Guardia Civil. Un hombre se había ahorcado en un pueblo cercano. González Cabrera respondió que iría cuando llegara el juez para certificar el fallecimiento. El cabo insistió en que necesitaban que acudiera lo antes posible. "Pero, ¿para qué?", preguntó el médico. El cabo respondió que necesitaban ayuda para descolgar el cadáver. "Pero, ¿no pueden hacerlo ustedes?", replicó González Cabrera. El cabo confesó que les daba miedo tocar al ahorcado.

San Pedro tenía y tiene un vocabulario propio compartido con algunos pueblos manchegos de la zona. Cuando Antonio llegó desde Córdoba, tuvo algunas dificultades para entender lo que decían sus pacientes. Recuerda que una vez, una señora le dijo, "Don Antonio, tengo unas escurriciones y unos espiscamientos que no me puedo tener de pie". El médico, que no tenía ni idea de lo que le hablaba, le preguntó, "¿Y no se nota usted nada más?". La señora replicó: "Pues ya que lo dice usted, llevo dos o tres días eslavazá del to"

Antonio González Cabrera se implicó en la vida del pueblo, se casó, tuvo hijos y acabó ejerciendo como alcalde. Siempre compatibilizó la medicina con la política. Eso causaba ciertos equívocos. No era raro que estuviera en el consultorio y un vecino acudiera para pedirle que firmara documentos municipales. Tampoco era extraño que estuviera en el ayuntamiento y algún vecino fuera a consultarle sobre algún dolor o malestar.

Hoy tiene 64 años, atiende a una media de 45 personas diariamente y hace un seguimiento exhaustivo de los enfermos de diabetes en la comarca. Sostiene que "no es lo mismo ser médico rural, que ser médico en una ciudad. No porque sea mejor ni peor. Las condiciones de trabajo, los medios, el ambiente son diferentes. La cercanía con los pacientes, sin querer decir que mis compañeros de la ciudad no sean cercanos, te araña más. Para lo bueno y para lo malo. Es muy fácil rendirse en un sitio como este. Y no vale rendirse, esto es una carrera de fondo. Para venir a ejercer al medio rural, hay que venir llorado. Aquí hay bastantes cosas negativas, como para venir a llorar tú también, a las cosas negativas hay que ponerles buena cara e intentar levantarlas. Aquí, la pena de uno es tu pena, la alegría es tu alegría. Aquí hay familias de las que he conocido seis generaciones. "

El pasado mes de enero recibió la distinción de "hijo adoptivo" de San Pedro. Lleva 40 cómo médico. De momento no tiene pensado jubilarse.

Severino Donate

Severino Donate

Llegó a la SER en 1989. Ahora hace reportajes.

 
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