En tierra hostil
Muchos mayores se encuentran con una gran barrera al verse obligados a hacer sus gestiones del día a día por internet

Madrid
Así es como se sienten muchos de nuestros mayores cuando quieren mover su dinero, comprar un billete de tren, pedir una cita sanitaria y un largo etcétera de trámites muy cotidianos que ya sólo se hacen por internet.
Son personas absolutamente independientes para todo y sólo se sientes vulnerables, y mucho, frente a las nuevas tecnologías. Lo que más les preocupa suele ser mover el dinero a través de la banca online. Pepa nos cuenta que a ella le genera cierta desconfianza, “me gusta más ir al banco, ver al señor, hablar, discutir con él, pero eso es cada vez más difícil”. Amparo es más explícita y nos dice que tiene miedo a mover el dinero por si la estafan o se lo quitan y recuerda un episodio en el que pidió ayuda a un trabajador de su banco para hacer una transferencia y este le respondió de mala manera diciéndole que si no sabía fuera con sus hijos o sus nietos a hacer este tipo de operaciones. “Yo veo, concluye, que se está perdiendo la empatía con el otro”. Y lo que se ha perdido también en la última década, y según datos de 2019, cerca de 20.000 sucursales y casi 90.000 empleados de banca.
El 36% de los mayores no usa internet
Lo cierto es que una sociedad que, afortunadamente, se interesa cada vez más por evitar la exclusión de las minorías raciales, por la integración de las personas con alguna discapacidad, etc, ha creado una nueva forma de discriminación que sufren sobre todo los mayores. Hablamos de la discriminación digital que deja fuera del sistema a todos aquellos que no navegan por internet o no se atreven o no saben utilizarlo para hacer algunos trámites que ya no se pueden hacer de otra forma. Sólo hay que apuntar un dato: según el INE el 36% de los ciudadanos de más de 65 años no usa internet. Y no hay estadísticas sobre los mayores de 74.
Y la banca a la hora de mover el dinero es una de las muchas trabas que se encuentran quienes no se mueven con soltura en el mundo digital. Hay mayores que tienen que ir personalmente a solicitar una cita en el centro de salud porque no usan internet o no les cogen el teléfono o no se aclaran con el contestador automático del mismo. Y es que la automatización, la desaparición de las personas detrás de las ventanillas o de la línea telefónica es también un elemento que discrimina a los mayores. María y Amparo cuentan cómo acaban peleándose con la máquina después de teclear los números de su DNI o su fecha de nacimiento sin conseguir cerrar una cita o que la máquina entienda cuál es su pregunta.
Recurrir a la familia o los amigos, tirar la toalla o intentar engancharse a las nuevas tecnologías son los posibles caminos para hacer frente a una realidad que difícilmente va a cambiar. Amparo, pepa, Charo, María, Lorenzo o Higinio se han apuntado a lo último. Amparo dice que no quiere ser una analfabeta digital y por eso asiste a un taller, en el Espacio la Caixa, para aprender a hacer trámites por internet.




