Cuando lavarse las manos le costó el puesto a un médico húngaro
Ignac Semmelweis se dio cuenta de que la mortalidad después del parto estaba en torno al 30% en el hospicio, mientras que en la calle estaba en un 15%
Cuando lavarse las manos le costó el puesto a un médico húngaro
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Madrid
El gesto de lavarse las manos es casi tan antiguo como el propio mundo, y su importancia se sabe desde la Edad Media o incluso antes. Pero a la medicina tardó en llegar un poco más, tal y como ha explicado Manuel Martín Loeches en ‘Hoy por Hoy’. catedrático de psicobiología.
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El médico húngaro Ignac Semmelweis se percató en la década de los 40 del siglo XIX del alto índice de mortalidad en los nacimientos en un hospicio. “Se dio cuenta de que la mortalidad después del parto estaba en torno al 30% en el hospicio, mientras que en la calle estaba en un 15%”, explica Loeches, quien señala que a ese hospicio iban alumnos y médicos que venían de hacer autopsias o tratar a otras mujeres.
Lo que hizo Semmelweis fue obligar a lavarse las manos a los médicos y esa mortalidad se redujo al 10%. No obstante, fue despedido por supuestamente acusar de manera indirecta a los médicos de causar muertes.
Pero tan solo 20 años después, Louis Pasteur y Robert Koch demostraron que había que lavarse las manos y acabaron dando la razón a Semmelweis.
“El mejor desinfectante para las manos es el jabón”, ha señalado Loeches, quien no duda en indicar en que las soluciones alcohólicas de alta concentración “están bien” para matar bacterias, “pero no es tan eficaz para el coronavirus”.
Por último, incidía Loeches en que “20 segundos para lavarte las manos” es lo necesario para eliminar cualquier rastro. Una importancia que también ha recalcado el catedrático de epidemiología de Harvard, Miguel Hernán: “El lavado de manos cobra sentido porque eliminas la principal vía de transmisión que es el contacto. El virus no entra por la vía respiratoria.”