El problema de quejarte de los poderosos en el siglo XIX
En la España de 1865, mostrarte crítico con el poder establecido era algo bastante complicado y que podía costarte muy caro
NaN:NaN:NaN
Compartir
El código iframe se ha copiado en el portapapeles
<iframe src="https://cadenaser.com/embed/audio/460/1586481589_043065/" width="100%" height="360" frameborder="0" allowfullscreen></iframe>
Ese fue el error que cometió el profesor de la cátedra de Historia de la Universidad de Madrid, Emilio Castelar. Y lo cometió por partida doble, porque por una parte escribió un artículo en el que criticaba que la enseñanza universitaria tuviera que ajustarse a la doctrina católica, alegando, con no poca razón, que las dos cosas eran incompatibles.
Pero, sobre todo, pagó caro un artículo en el que criticaba que el gobierno estuviera a punto de vender patrimonio público para darle una cuarta parte a la reina Isabel II. Para Castelar, esto era robar a la nación para dárselo a la Casa Real. Al gobierno conservador no le sentaron nada bien las críticas, y no sólo decretó la destitución fulminante de Castelar, sino que también retiró de su cargo al rector, Juan Manuel Montalbán, por defenderlo.
Todo esto no sentó nada bien a los estudiantes, que se juntaron con otros madrileños para protestar. Al no estar inventado el concepto de manifestación, optaron por ir a hacer una serenata de apoyo al rector. Pero el gobierno no iba a tolerar nada parecido. Mandó al ejército y a la Guardia Civil y estos optaron con su habitual moderación. El 10 de abril de 1865, mataron a 14 personas y casi 200 resultaron heridas.
Estos hechos, que pasaron a ser conocidos como de la Noche de San Daniel o Noche del Matadero, no ayudaron a mejorar la imagen del gobierno ni de la monarquía. Tres años más tarde, la que fue destituida de su cargo fue la propia reina. Castelar, por cierto, sería uno de los presidentes de la Primera República española.