'Nunca fuimos héroes', una historia de culpas y lealtades en el contexto del terrorismo de ETA

Madrid

En la novela ‘Nunca fuimos héroes’ no aparece ni una sola vez la palabra ETA, pero no hace falta porque toda la trama gira en torno a la banda terrorista y a quienes lucharon para desarmarla. El protagonista es Gabo, un comisario de policía retirado, en cuya vida vuelve a cruzarse un terrorista, Harri, que vuelve a España después de años oculto en Colombia. El autor de ‘Nunca fuimos héroes’ es Fernando Benzo, que fue director gerente de la Fundación Víctimas del Terrorismo y fue Secretario de Estado de Cultura con el Gobierno de Rajoy. Actualmente Fernando Benzo es consejero delegado de la empresa municipal que gestiona la cultura y el turismo de Madrid.

“Los personajes de la novela son la suma de muchas personas reales con las que me he cruzado en mi vida”, cuenta Fernando en ‘La Ventana’. Hace años Fernando escribió junto al entonces director del gabinete del Ministro del Interior, Pedro Gómez de la Serna, un libro sobre la lucha policial contra el terrorismo de ETA, que nunca llegó a publicarse por acuerdos de confidencialidad. Ahora Fernando reconoce que parte de ese ensayo está plasmada en su novela ‘Nunca fuimos héroes’. “Había algunas historias policiales que merecían la pena que se conocieran”, cuenta, y ahora han encajado perfectamente en este libro.

Aquel era un mundo diferente, en el que los policías trabajaban de una manera diferente; se trataba de un trabajo muy artesano, vocacional y sacrificado. “Los policías en el País Vasco vivían prácticamente en la clandestinidad, su vida casi se parecía a la de los malos”, cuenta Fernando. Por este motivo es necesario que existan novelas, películas o series que relaten ese episodio de nuestra historia más contemporánea; es crucial utilizar todas las palancas narrativas para que los discursos se consoliden. “Tenemos que dejar el testimonio para que lo conozcan quienes no lo vivieron”, explica. Este es el momento perfecto, dice el autor, antes de que el tiempo pase y esta historia se convierta en un pasado muy lejano, y confiesa: “me daba mucho pudor de escribir una novela policíaca con etarras, tuve que superar ese miedo a hacer el ridículo”. Sin embargo, ese miedo ya superado se ha convertido en una historia de culpas y lealtades en forma de novela.