El capitalismo se salta sus líneas rojas
Las ayudas públicas ya lo inundan todo y se aprestan a ir más lejos, hasta la entrada del Estado en el capital de algunas empresas
La voz de Iñaki Gabilondo.
Madrid
Y hasta aquí el nuevo modelo de capitalismo de Estado., el gran viraje del que se lleva hablando hace semanas y que puede marcar un hito en la reciente historia económica. El capitalismo se salta sus lineas rojas y guarda en el cajón sus ortodoxias que cuando llegan las tormentas valen bastante poco. ¿Tendrá esta vez humilda suficiente para bajar de su pedestal y reconocer sus limitaciones? Las ayudas públicas ya lo inundan todo y se aprestan a ir más lejos, hasta la entrada del Estado en el capital de algunas empresas e incluso a llegar a las nacionalizaciones. Lo que ya ocurrió en la crisis de 2008 cuando Bush nacionalizó parcialmente nueve grandes bancos estadounidenses.
El capitalismo se salta sus líneas rojas
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El fenómeno se va a repetir ahora y no en uno sino en muchos países, en España posiblemente también. Bruselas ultima la aprobación de una norma que permitirá la entrada de los Estados de la UE en el capital de las empresas, grande o pequeñas, cotizadas o no.
Los primeros movimientos ya han empezado a producirse en torno a algunas compañías aéreas. La brevedad de este apunte no me permite desarrollar el tema, pero les recomiendo dos artículos del pasado sábado: uno de Alicia González en El País y otro de Óscar Jiménez en El Confidencial, muy interesantes y bien documentos ambos en los que se señalan dos cosas: que el Estado entre en las economías y tal vez, tarde en retirarse pues puede no ser algo coyuntural sino el embrión de un nuevo paradigma; y que este nuevo pensamiento es compatrido por un gran número de gestores financieros, bancos privados y directores de inversión.
Esta circunstancia va a estar muy presente en los procesos de reconstrucción o puesta de nuevo en marcha de la máquina productiva que sería desdichado que realimentara el viejo fanatismo binario y volvamos a las barricadas ideológicas de los que creen en el poder milagroso del Estado sin matices y los que abominan de su presencia también sin matices porque esa es una visión simplista que ya ha sido desbordada por la complejidad presente.
Esta batalla, de producirse, sería especialmente peligrosa en España donde ya hoy, cada interpretación del Gobierno, es interpretado por la FAES, el faro que ilumina a Casado como sospechosa de bolchevique y de chavista. Mejor será que no ocurra eso porque la situación no es apta para irreconciliables.