ERTES más allá del Estado de alarma

Madrid

“Estamos negociando con los agentes sociales un mecanismo para que este régimen extraordinario se acomode a las distintas fases de la desescalada de las medidas de contención”. Con estas palabras lo ha explicado la ministra de Asuntos Económicos, Nadia Calviño, quien también ha apuntado que el objetivo es doble, salvaguardar el tejido empresarial, pero también las rentas de los trabajadores.

En estos momentos, uno de cada tres españoles, percibe ingresos del Estado por una cuantía que, con las previsiones actuales, superará ya los 23.000 millones de euros. Entre las partidas más importantes se encuentran, precisamente, los ERTES (17.840 millones de euros), el subsidio a los autónomos por cese de actividad (3.766 millones de euros) y la cobertura de las bajas por enfermedad o aislamiento (1354 millones de euros). En total, la cuantía duplica ya, sin tener en cuenta posibles rebrotes o la extensión de esos expedientes de regulación temporal de empleo, el desembolso que el Estado hacía, antes de la llegada del coronavirus, en subsidios de desempleo.

“Se deben estirar estos ERTES. Está claro que el Estado ha buscado, desde que llegó la pandemia, una manera de extender rápidamente los ERTES y vinculándolo a la fuerza mayor, pudo extender la cobertura a 3 millones de españoles” apunta en Hora 25 de los Negocios Marcel Jansen, investigador de Fedea y profesor en la Universidad Autónoma de Madrid. El problema, explica Jensen, es que “cuando acaba la desescalada sanitaria empieza la desescalada económica y va a ser una desescalada de ritmos distintos, muchas actividades no podrán volver a la actividad que tenían antes, hay muchas diferencias entre sectores y lo más razonable es que se permita la transformación de los ERTES por fuerza mayor automáticamente en un ERTE por razones económicas, aunque ahí habría que hacer ajustes”.