'La peste' de Camus, un símbolo de nuestro tiempo
La novela nos invita a reflexionar sobre la supervivencia, el miedo, la responsabilidad individual y colectiva, la soledad o el fracaso
Un libro una hora: La peste (07/06/2020)
56:09
Compartir
El código iframe se ha copiado en el portapapeles
<iframe src="https://cadenaser.com/embed/audio/460/1591519166900/" width="100%" height="360" frameborder="0" allowfullscreen></iframe>
Albert Camus nació en Orán, en 1913 y murió en un accidente de coche el 4 de enero de 1960. Recibió el Premio Nobel de Literatura en 1957. Tanto sus ensayos como sus novelas encarnan lo mejor de la literatura de la Europa del siglo XX, aquella que enfrenta al hombre contra su destino y que analiza el sentido de la vida desde una perspectiva novedosa y nihilista, ya que Camus, como se aprecia en 'El extranjero', rechazó el cristianismo, el marxismo y también el existencialismo como soluciones individuales y colectivas.
'La peste' se publicó en 1947. Es una novela esencial. Para mí, releerla, justo ahora, ha sido un impacto. Tiene tantos planos de lectura, es tan profunda, sus personajes son tan ricos, que en 'Un libro una hora' podríamos habérsela contado de muchas formas distintas, casi tantas como personajes tiene. Porque cada uno de ellos representa una línea de pensamiento y una reflexión profunda.
Camus escribe 'La peste' con dos estilos, uno con el que cuenta lo colectivo y otro con el que cuenta lo individual, y en ambos casos es deliberadamente sencillo. Y hay una reflexión muy interesante sobre el propio lenguaje en la novela, sobre la lucidez y la oscuridad, sobre la necesidad de conocimiento y la necesidad de expresarse con claridad para hacerlo, y no caer en los excesos de la retórica.
Y además reflexiona sobre la importancia de los libros, de saber, de conocer, la necesidad de nombrar, de entenderse, de leer bien las señales, de aprender. La importancia de hablar por los que no tienen voz.
Más información
Pero también reflexiona sobre la religión, y nos recuerda que somos débiles frente al absurdo, nos subraya que, en el fondo, nunca tuvimos control sobre nada, y nos invita a valorar la responsabilidad individual y a desechar la vida como una entrega a un mantra superior -la religión o la ideología-.
'La peste' narra los meses de cuarentena por una epidemia en Orán (Argelia)
'La peste' se publicó en 1947 y, como señala Marc Bassets, fue un éxito de ventas y de críticas, pese a puntuales reparos iniciales. "No dudo en considerarla como una de las obras más importantes no del año, si no de una época", sentenció el crítico de Le Monde. La novela, que narra los meses de cuarentena por una epidemia en la ciudad portuaria de Orán, en la Argelia francesa, de inmediato se convirtió en un clásico, aunque en términos estrictamente literarios 'La peste' no siempre ha sido tan valorada como 'El extranjero'.
Como señala Ana Lorenzo, 'La peste', una alegoría del nazismo en la Francia ocupada por Alemania es, sobre todo, una invitación a la reflexión. Sobre la supervivencia, el miedo, la responsabilidad (individual y colectiva), la soledad, las relaciones, la esperanza o el fracaso. Y, por qué no, una invitación también a la toma de decisiones. Una elección sobre cómo situarse en el mundo ante una realidad al límite. En definitiva, quiénes decidimos o escogemos ser. Y quizá en esta disyuntiva, y en su necesidad, resida la verdadera vigencia de la novela.
Como indica Francisco Rubio, 'La peste' no solo simboliza la guerra, sino también al mal que se expande cada día más en los corazones y que no permite al hombre dejar de un lado el egoísmo, el beneficio propio y la hipocresía que tanto le hacen daño a él y a sus semejantes. No existe alguien que haya salido victorioso cuando ha actuado de esa manera. El protagonista de la novela, el doctor Rieux, cree que cualquier trabajo bien desempeñado, es una forma de realizarse y de solidarizarse con los demás. Además, hace una reflexión esencial sobre el conocimiento y su poder de iluminar el presente con las enseñanzas del pasado.
La expectativa de la enfermedad y la muerte, según Rafael Narbona, nos coloca ante las preguntas fundamentales que solemos evitar o postergar. Camus piensa que no existe Dios, que la fe es una expresión de impotencia, pero opina que el escepticismo no nos has hecho más libres. Solo nos ha dejado más desamparados.
La capacidad de sacrificio del doctor Rieux, protagonista de 'La peste', pone de manifiesto que atribuimos una importancia excesiva a nuestro yo. La grandeza del ser humano reside en su capacidad de amar, no en su ambición personal. No hay nada hermoso en el dolor, pero indudablemente nos abre los ojos y nos obliga a pensar. La inteligencia del hombre solo le hace más desgraciado, pues le muestra que el universo está gobernado por el azar. Camus admite que sin la perspectiva de lo sobrenatural, todas las victorias del hombre son provisionales. La victoria definitiva y total corresponde a la muerte.
La novela puede leerse en tres niveles: literal, alegórico y universal
Como señala Ed Vulliamy en Letras Libres, 'La peste' no puede leerse menos de tres veces, porque habla, en tres niveles: literal, alegórico y universal. Literal: como vívidamente lo experimentan hoy los lectores: la historia de la plaga que asola y domina una ciudad, su posterior aislamiento del mundo exterior, el subsiguiente 'exilio' e infestación. Alegórico: como retrato del fascismo, del Tercer Reich, su esencia maligna y alcance asesino, su ocupación de Francia y la resistencia a esa ocupación. Universal: las cuestiones duales del absurdo y el mal en nuestra experiencia de la vida, el mundo y el universo, y nuestra forma de ceder o resistir ante las dos.
Filosóficamente 'La peste' viene de la “metafísica desesperada” de Camus y de su visión del “abandono metafísico del mundo por parte del hombre”. El abismo entre el poder y la belleza de la naturaleza y la desolación de la condición humana son esenciales para el aislamiento existencial y metafísico de Camus.
Desde joven Camus adoraba el mar y los desiertos, y miraba la mortalidad humana a la luz de su escala indiferente. No hay un lugar moral para la humanidad en la naturaleza. La distancia con respecto a la magnitud y grandiosidad de la naturaleza son casi una forma de tortura. Porque en lo que respecta a la naturaleza, hay casi un panteísmo neopagano en Camus. Al final de 'El extranjero', Camus escribe de la “benigna indiferencia del universo”. En 'La peste', el mar y el cielo son constantes correctivos, aunque indiferentes.
Camus denomina "la nueva moral" a la moral de la honradez, que empuja al hombre a vivir de sus únicos bienes. Si hay algo que puede vencer sus limitaciones impuestas es la conciencia de su sufrimiento y su destino común. La honradez es amor, comprensión, lealtad y fraternidad. Igualmente, representa esa integridad que cada ser tiende a buscar, para así tratar de encontrar la paz que anhelaba Tarrou; la felicidad de Rambert; la amabilidad de Grand y, en conclusión, lo que esperaba Camus de la humanidad entera.
Hay que leer 'La peste'.