'La madre naturaleza', la continuación de 'Los pazos de Ulloa'
La novela es una prueba de la originalidad y fortuna con que Pardo Bazán contempla e interpreta la naturaleza en su relación con lo humano
Un libro una hora: La madre naturaleza (14/06/2020)
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Emilia Pardo Bazán nació en A Coruña en 1851 y murió en Madrid en 1921. Era una mujer interesantísima, moderna, rompedora, inteligente. Colaboró con revistas y periódicos, redactó ensayos, artículos, crónicas de viaje, cuentos y novelas en una carrera literaria realmente prolífica. Entró en contacto con el krausismo por medio de Francisco Giner de los Ríos e impulsó en España el naturalismo francés.
No se puede entender bien 'Los pazos de Ulloa' ni 'La madre naturaleza' sin conocer la polémica suscitada por la serie de artículos publicados por Emilia Pardo Bazán en La Época en el invierno de 1882 a 1883 bajo el título de 'La cuestión palpitante' y que pronto pasaría a distribuirse en libro, contando con varias ediciones en pocos años. Las dos novelas son la puesta en práctica de lo que en aquellos artículos escribiera.
'La cuestión palpitante' contiene la reflexión de la autora sobre uno de los temas candentes en la literatura de su tiempo: el naturalismo tal y como fuera definido y puesto de moda por Zola. Otro de los notables efectos de esta reflexión y de la acalorada polémica que siguiera, es que Emilia Pardo Bazán modificó sustancialmente su estilo previo y adquirió definitivamente el carácter de gran novelista en el panorama literario de la España de su momento.
Su adhesión al naturalismo no fue total. Pardo Bazán manifiesta en su análisis de la obra de Zola su disconformidad con el determinismo y alguna otra de las características de esta acentuación del realismo hacia los aspectos más crudos del ser humano.
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Como vemos en 'Los Pazos de Ulloa' y en 'La madre naturaleza', se puede luchar contra las fuerzas que determinan la forma de actuar del ser humano. Precisamente en eso consiste el ser humano, viene a decirnos la autora. Y se puede luchar solo desde una alta consciencia y una gran capacidad de civilización. Por eso nos propone su propia adaptación del naturalismo frente al 'seguidismo' ciego de otros novelistas europeos del momento.
Fue considerada una novela "turbadora"
'La madre naturaleza' es, temáticamente, una de las novelas con más definida personalidad y mayor acierto en el corpus narrativo pardobazaniano, a la vez que una de sus obras estructuralmente mejor trabadas. La novela, a pesar de que corresponde al período de mayor influencia naturalista en la escritora, es una prueba de la originalidad y fortuna con que contempla e interpreta la naturaleza en su relación con lo humano.
Adelantándose en algunos aspectos a esa literatura más moderna de psicología profunda y de experimentación psicoanalítica, Pardo Bazán muestra una gran preocupación por explorar la realidad humana y los múltiples prismas en que esta se ofrece, problemas que había resuelto mal el naturalismo al pretender, en su gusto por el natural, abarcar de una ojeada lo que no era sino la cara menos auténtica y artística de la realidad.
Pardo Bazán siente la necesidad de hacer un planteamiento específicamente cristiano y una preocupación por los valores éticos y religiosos de la vida. Parte de supuestos y premisas de la filosofía y teología católicas en torno a un mundo de realidades naturales y sobrenaturales.
Como dice la autora: "San Agustín acertó a realizar la conciliación del albedrío y la gracia. Para esta conciliación hay un dogma católico que alumbra el problema con clara luz : el del pecado original. Solo la caída de una naturaleza originariamente pura y libre puede dar la clave de esta mezcla de nobles aspiraciones y bajos instintos, de necesidades intelectuales y apetitos sensuales, de este combate que todos los moralistas, todos los psicólogos, todos los artistas se han complacido en sorprender, analizar y retratar".
La relación incestuosa entre Gabriel y su hermana Nucha
En 'La madre Naturaleza' el procedimiento artístico y la actitud dialéctica de la escritora son básicamente los mismos: enfrentar los supuestos del idealismo romántico y del positivismo naturalista, las dos grandes corrientes filosóficas y estéticas de la época, con la aparente antinomia de un realismo, a la vez naturalista y espiritual.
En este enfrentamiento con frecuencia polémico que configura a los personajes, no es difícil ver la tenaz denuncia que la escritora hace de unas corrientes de pensamiento que no están de acuerdo con sus criterios ideológicos y estéticos. Tal es el caso del naturalismo de escuela junto con la filosofía positivista que le sirve de base. Conviene notar, ante todo, que el naturalismo como método entusiasmó a Pardo Bazán en el mismo grado que la decepcionó como filosofía.
No es tanto la relación incestuosa de los jóvenes hermanos lo que interesa a la escritora, sino estudiar el trauma que esto supone para Gabriel al despertar en él afecciones de largo tiempo reprimidas. Este siente subir a la superficie de la conciencia un problema de idéntica naturaleza, que desde la infancia ha procurado mantener bajo control. En otras palabras, la relación de Gabriel con su hermana Nucha era sencillamente incestuosa. Gran parte de lo que le sucede en la vida arranca de este problema perturbador, que da por resultado continuos fracasos amorosos. Porque, idealista y soñador, es sexualmente un inmaduro en busca de satisfacciones sustitutivas.
Cuando aparece 'La madre naturaleza' no llega a granjearse la estima de los círculos literarios ni el fallo popular, como su hermana mayor 'Los pazos de Ulloa'. Aquella sociedad de la Restauración, ideológica y literariamente sectaria, la considera, sin más, como novela "turbadora". Por lo pronto, una injustificada hostilidad tomó forma en un silencio casi absoluto de la crítica. Sin embargo la crítica moderna no ha dudado en conceder a esta el puesto que legítimamente le corresponde en la producción de la escritora gallega, reconociendo la riqueza y complejidad de una obra considerada entre las mejores del siglo pasado.
Valle-Inclán, Cela y Torrente Ballester bebieron de la literatura de Pardo Bazán
Han pasado 40 años de la publicación de 'Cumbres borrascosas', de Emily Brontë cuando doña Emilia Pardo Bazán escribe 'Los pazos de Ulloa' y 'La madre naturaleza'. Esta potencia arrasadora de lo primitivo frente a lo civilizado, la cultivó Valle-Inclán en toda su producción posmodernista, y la convirtió Cela en tremendismo a través de su 'Pascual Duarte' y Torrente Ballester la tradujo en su inolvidable 'Los gozos y las sombras'.
Los tres beben de Emilia Pardo Bazán de la misma manera que ella bebe de los novelistas franceses e ingleses de su época. No es poca la importancia de esta novelista que a finales del siglo XIX nos sirve en bandeja una de las preocupaciones dominantes de los escritores del siglo XX: el conflicto entre cultura e instinto, y el interrogante eterno de si ambas cosas no serán lo mismo.