Una bonita historia de corrupción
"Ser chófer es anudino, pero ser espía es ingrato, tienes que negar que lo eres"
'Una bonita historia de corrupción con final feliz', por Xoán Tallón
04:00
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Madrid
Algunas profesiones sobrellevan una existencia vacía, aburridísima. Normal que aspires a llenarlas con tareas emocionantes. Supongo que por eso algunos choferes se convierten en espías, como el de Bárcenas. Los elementos te obligan poco menos que a serlo. Vas con el coche, de aquí para allá, monótonamente. Haces tiempo en el parking. Eres un don nadie al lado del jefe, que a su vez es un pez gordo. Por si fuera poco, tienes a la vista un espejo retrovisor ¿Qué menos que husmear que se cuece en el asiento trasero? Te queda la pena de no poder alardear de que espías para un ministro del PP que te unta con fondos reservados por conocer los secretos del jefe. Ser chófer es anudino, pero ser espía es ingrato, tienes que negar que lo eres. En un mundo ideal presumirías de ello, y quizás intentarías llevar una vida secreta como sastre o jardinero. Pero estamos en este mundo en el que a veces gobierna el PP, que después de pagar al chofer de Bárcenas con fondos reservados aun le hizo hueco en la policía, en una de esas bonitas historias de corrupción con final feliz.