Un prolijo culebrón
"No va a ocurrir", ha contestado tajante Pablo Iglesias sobre su posible imputación por parte del Supremo por el confuso caso Dina, un prolijo culebrón
Un prolijo culebrón
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Madrid
Absolutamente imposible. No va a ocurrir, ha contestado tajante Pablo Iglesias sobre su posible imputación por parte del Supremo por el confuso caso Dina, un prolijo culebrón. Y, por si fuera poco, ha añadido que todo el mundo ya sabe lo que va a decir este alto órgano judicial. Un prejuicio este demasiado contundente y que puede llevar a los ciudadanos más prudentes a una cierta confusión.
Porque esta seguridad, en lo que decidirá un órgano del Estado que se ha de presuponer independiente y más por parte de un destacado político, no la tiene una persona cualquiera en su legítimo derecho a defenderse. Lo dice todo un vicepresidente del Gobierno del que se espera el máximo respeto a la separación de poderes.
Puede argumentarse que el Supremo ya falló, en este caso a favor de Iglesias víctima, pero el contraataque del juez García Castellón para que se revise la posibilidad de pasarlo de nuevo a presunto culpable tampoco parece el de un magistrado inexperto dispuesto a tropezar dos veces con la misma piedra. Y, además, que le avergüencen en público. En cualquier caso, dejemos trabajar a la justicia y ya se verá qué es lo que toca.
Por eso, y sin descartar la campaña y la presión de la derecha para tensionar el ambiente un poco más porque ya la conocemos y también en este terreno los hechos le acompañan. Sería conveniente que el señor vicepresidente no cayera en sus provocaciones y hiciera pedagogía democrática. Predicar con el ejemplo, dejar a su comprensible enojo en su despacho y no renunciar a la práctica de la prudencia. Aquella cualidad que el Nobel José Saramago definió como la precaución que hay que tener con todo aquello que se cree saber, porque detrás siempre se oculta una cadena interminable de incógnitas.