El peligro de censurar

Madrid

Anda enredado el Gobierno en una nueva legislación sobre la desinformación que apenas anunciada ya ha levantado ronchas. Cierto que pisamos los peligrosos pantanos de la libertad de información y que habrá que tener un cuidado exquisito y una férrea vigilancia ante las tropelías que a su sombra podrían cometer estas autoridades o cualesquiera otras.

Al tiempo, hemos sido testigos de cómo grandes cadenas de televisión norteamericanas impedían a Trump -adiós, tipo despreciable- acabar un discurso.¿Trump insulta y miente? Que se oigan sus barbaridades para que los medios, precisamente porque todos lo han oído, puedan criticar sus palabras y tirarle a la cara sus mentiras. Pero no censurarle.

Lleva años este Ojo peleando para que las atrocidades, sí, atrocidades, de la prensa de la caverna se conozcan para que los ciudadanos sean conscientes del nivel de bajeza intelectual y moral del que son capaces. Tampoco es que el Ojo esté dispuesto a dar su vida para que ustedes lean a semejantes portentos, una tontería, pero nunca le oirán una llamada a su mordaza. Mejor antídoto, leerles.