La complicada vida de Ned Kelly
Ned Kelly era hijo de unos delincuentes irlandeses que fueron enviados a Australia. Se quedó huérfano con tan solo 12 años y tuvo que hacerse cargo de su hermano. El 11 de noviembre de 1880, pagó el precio de protegerlo
La complicada vida de Ned Kelly
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Aunque menos conocidos que sus equivalentes americanos, los australianos también tuvieron a sus forajidos legendarios a finales del siglo XIX. De entre ellos, ninguno ha generado tanta literatura y debate como Ned Kelly. Como tantos otros australianos, era hijo de irlandeses que habían sido enviados al otro lado del mundo como condena por sus acciones delictivas en Irlanda; o por lo que los ingleses consideraban que habían sido acciones delictivas.
Ned se quedó huérfano con solo 12 años, y se tuvo que poner al frente de la familia. Y eso hizo en 1878, con 24 años, cuando un policía intentó detener a su hermano. Le disparó y lo dejó malherido, y los dos hermanos se pasaron los dos años siguientes huyendo de la ley. Pese a la cantidad de agentes que les pisaban los talones, la banda de los Kelly consiguió huir de la justicia gracias a que la mayoría de los trabajadores de la región los veía como héroes de su propia clase, enfrentados a la clase de los terratenientes.
Pero, al final, Ned y su banda fueron apresados o murieron, después de un tiroteo épico con la policía, con Ned equipado con una armadura que se había hecho él mismo. Una vez detenido, solo le quedaba espera al juicio. La sentencia fue la esperada: muerte por ahorcamiento. El 11 de noviembre de 1880, hace 140 años, se hizo efectiva. Las últimas palabras de Ned Kelly, con sólo 25 años, fueron “así es la vida”.