El mártir que nunca existió
Las teorías conspirativas llevan entre nosotros mucho tiempo. Una es el caso del Niño de la Guardia: una acusación falsa llevó a que, el 16 de noviembre de 1491, ocho personas fuesen sentenciadas injustamente
El mártir que nunca existió
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Pocas cosas hay más indignantes que ser acusado de algo que no has hecho. Pero hoy os hablaré de algo aún peor que ser acusado de un crimen que no has cometido: ser condenado por un crimen que no ha sucedido.
Igual que ahora hay gente convencida de que el coronavirus lo crearon entre Bill Gates, los chinos y el fantasma de Hugo Chávez, hace 500 años había gente convencida de que los judíos tenían el ritual de secuestrar a un niño cristiano y crucificarlo, para hacer así burla de las creencias de los cristianos. Que las teorías conspirativas hoy en día viajen por todo el mundo no es muy sorprendente, pero que lo hicieran en el siglo XV sí que lo es. Y, sin embargo, así era. De hecho, hay constancia de estas acusaciones, conocidas como libelos de sangre, desde el siglo XII, que se extendieron hasta el siglo XIX. En España, una de las más famosas tuvo su clímax el 16 de noviembre de 1491. Fue el caso del Santo Niño de la Guardia. Sin que hubiese habido ningún crimen, un judío torturado por la Inquisición, que en principio no tenía jurisdicción para hacerlo, confesó un inverosímil asesinato ritual de un niño cristiano en La Guardia. Implicó a otros judíos y conversos. Todos ellos fueron llevados a Ávila para un macrojuicio. Fueron declaradas culpables ocho personas, que fueron condenadas a muerte ese 16 de noviembre. La sentencia: ser quemados vivos. Los cristianos, satisfechos por el deber cumplido, pasaron a rendir culto al niño mártir. Lástima del pequeño detalle de que nunca había existido.