El agridulce desembarco de Cristóbal Colón
El 20 de noviembre de 1500, el navegante genovés regresó a España con los grilletes puestos, acusado de mal gobierno. Después recuperó su libertad, pero perdió su prestigio y sus poderes
El agridulce desembarco de Cristóbal Colón
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El año 2020 no está resultando muy bueno para Cristóbal Colón. Decenas de estatuas suyas han sido derribadas o dañadas en el continente que él colocó en la órbita de los intereses europeos. A Colón, al estar muerto desde hace cinco siglos, todo esto no le afecta mucho. Lo que sí que le debió doler al navegante genovés fue el 20 de noviembre que tuvo que pasar en el año 1500. Lejos de la vuelta triunfante de su primer viaje, en marzo de 1493, esta vez él y sus hermanos volvían a Cádiz en grilletes.
Este ignominioso fin a su tercer viaje se había gestado en la isla que él había llamado La Española, y que ahora se dividen Haití y la República Dominicana. Los españoles que se habían asentado allí estaban muy enfadados con Colón, que les había prometido que en esta isla encontrarían grandes riquezas. Al no encontrarlas, unos cuantos de ellos retornaron a España y denunciaron ante los Reyes Católicos el mal gobierno del descubridor. Los monarcas escucharon sus quejas y mandaron a Francisco de Boadilla para hacerse cargo de la colonia… y de Colón. Los mandó de vuelta a España, y Colón, indignado, se negó a quitarse los grilletes en todo el viaje.
Aún con grilletes, escribió una larga carta a los reyes, defendiéndose de las acusaciones de mal gobierno. Al desembarcar el día 20 en Cádiz, tuvo noticias agridulces. Podía quitarse por fin los grilletes, al haber recuperado la libertad, pero había perdido su prestigio y sus poderes. Por cierto que para intentar mejorar su imagen, y a falta de televisión y prensa, Colón hizo el equivalente de la época: le pidió a un amigo que escribiese una biografía que demostrase lo buen tipo que era.