4.000 refugiados diarios huyen de Etiopía tras estallar la guerra en Tigray
Es la "peor crisis humanitaria que se vive en la región en los últimos veinte años", según ACNUR, que espera acoger hasta 200.000 refugiados por el repentino estallido del conflicto que ha dejado Tigray bloqueada y sin suministros
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Un nuevo conflicto armado en Etiopía ha dejado aislada la ciudad norteña de Tigray, fronteriza con Eritrea y Sudán. El ejército del gobierno federal de Etiopía y el Frente de Liberación de Tigray que gobierna esta región han iniciado una operación militar a cuenta del aplazamiento indefinido de las elecciones generales por la COVID-19.
La Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) se ha visto desbordada ante el empeoramiento de la situación que deja ya 34.000 refugiados en Sudán. Se calcula que han huido hasta 4.000 personas diarias de Eritrea, el 45% niños.
La ONU ha pedido que se establezca un corredor humanitario para asistir a los civiles y prevé acoger hasta 200.000 refugiados tras anunciar el Gobierno etíope una ofensiva militar contra Tigray esta semana. Para Juliette Stevenson, jefa de relaciones exteriores de ACNUR, esta es “la peor crisis humanitaria que se vive en la región en los últimos veinte años”.
¿Qué nos puede contar sobre la situación en Etiopía?
La situación en la región de Tigray al norte de Etiopía es muy preocupante para el ACNUR y el resto de las organizaciones humanitarias que trabajan allí desde que el pasado 4 de noviembre el gobierno lanzara una ofensiva contra el ejecutivo de esa zona.
No tenemos comunicación con la zona, se ha impuesto un apagón informativo y no hemos podido acceder. El ACNUR tiene personal allí que está ayudando a los cien mil refugiados que vivían en esa región de Tigray antes de que comenzara la ofensiva.
Es una situación de emergencia y no somos capaces de saber qué está pasando exactamente allí, pero sabemos que las necesidades humanitarias están aumentando cada día que pasa por el bloqueo en el acceso a esa zona y por la violencia que está en marcha. Es por eso que no hemos podido desplegar la ayuda que se necesita allí.
Por ejemplo, hace ya dos semanas que la población no puede obtener dinero corriente. Los bancos están cerrados. Está comenzando a escasear el suministro de carburante y eso significa que no se puede generar luz ni se pueden mover de allí. Sabemos también que la gente está teniendo problemas para conseguir alimentos básicos.
Realmente es una situación alarmante para todas las personas implicadas en este conflicto.
Hemos leído esta semana que están saliendo de esa región unos cuatro mil refugiados cada día... cuatro mil personas que cruzan a diario la frontera. ¿Es eso cierto?
Es así. El número de personas que ha cruzado la frontera desde que comenzó esta tensión en la región de Sudán supera las treinta mil personas en muy poco tiempo. Y, efectivamente, son cuatro mil los refugiados que cruzan la frontera cada día.
Para contextualizar lo que está pasando allí les puedo contar que es la peor crisis humanitaria que se vive en la región en los últimos veinte años. ACNUR junto al gobierno de Sudán están desplegados en la frontera para proveer toda la ayuda que necesitan estas personas a pesar de la situación sanitaria que ha provocado el COVID.
La pandemia nos obliga a realizar todo este trabajo con las máximas medidas de seguridad. Estamos trabajando con todo el material médico necesario y tratamos de desplegar el material básico que se necesita.
Intentamos trasladar a todas las personas a un lugar seguro alejado de la frontera, pero eso está requiriendo un gran esfuerzo mientras la crisis continúa en Tigray. Es por eso que nuestros compañeros en la zona esperan que el movimiento de refugiados continúe en los próximos días, incluso ahora mientras hablamos.
¿Y tiene Sudán capacidad suficiente para responder a esta crisis humanitaria?
Sudán está permitiendo a los refugiados cruzar la frontera y les ofrece ayuda. Lo que ocurre es que esta es una crisis inesperada y la infraestructura de ayuda que existe allí es muy limitada porque no ha sido una zona de tránsito de desplazados durante años.
Estamos hablando de una zona más bien inhabitada con muy pocos servicios básicos así que Sudán necesita ayuda para responder a esta crisis y también la necesitan las comunidades que están acogiendo desinteresadamente a los refugiados.
¿Qué os están contando esos refugiados cuando cruzan la frontera?
Esos refugiados están cruzando la frontera si prácticamente nada porque han tenido que huir repentinamente, con poco tiempo de antelación. De hecho, a ellos mismos les cuesta entender qué está pasando exactamente.
Lo que nos dicen es que este conflicto se ha desatado de una forma inesperada. Huyen para poner a salvo sus vidas. Estamos hablando de familias enteras. De mujeres con niños muy pequeños. Dicen que la situación es muy alarmante porque en esa región no tienen acceso a esos servicios básicos de los que hablábamos antes y eso es lo que está provocando el temor de la población.
¿Y qué esperan ustedes que puede pasar los próximos días, a corto plazo?
Lo que esperamos es que las organizaciones humanitarias puedan acceder a la zona. Antes de que estallara esta crisis, había un millón de personas en la región que recibía ayuda de algún tipo y ahora están en peligro porque no les llega.
Todos los actores implicados en el reparto de esa ayuda están pidiendo un cese de las hostilidades para poder acceder a la zona y comenzar a repartir los bienes y productos más básicos.
Necesitamos poder entrar allí para conocer cuáles son las necesidades reales de la población. Lo más necesario, al menos lo que sabemos, es lo que contábamos antes: suministro de carburante y dinero corriente para que la población pueda conseguir bienes de consumo básicos.
Aunque la violencia cesara mañana mismo, las necesidades básicas de la población serían enormes. El hecho de que esta violencia esté afectando en una zona relativamente pacífica hasta ahora, sin suministros, sumado a la pandemia, hace que esta crisis tenga un potencial destructor considerable.