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El homenaje crítico de Fincher al cine y una superproducción española

El gran estreno de la semana es 'Mank', la mirada de David Fincher al Hollywood clásico y a la trastienda de 'Ciudadano Kane' con Gary Oldman. Netflix lanza una de las películas del año

A salas llega 'El verano que vivimos', melodrama amoroso con vocación taquillera que protagonizan Javier Rey, Blanca Suárez y Pablo Molinero

Hay cine social con 'Volver a empezar (Herself)', drama esperanzador sobre la violencia machista

Y dos películas independiente, la georgiana 'Beginning', gran triunfadora del Festival de San Sebastián, y la cinta de animación 'Josep', sobre el dibujante catalán Josep Bartolín, exiliado republicano

El Cine en la SER: 'Mank', el homenaje crítico de David Fincher al cine clásico (04/12/2020)

El Cine en la SER: 'Mank', el homenaje crítico de David Fincher al cine clásico (04/12/2020)

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Madrid

David Fincher homenajea a Ciudadano Kane en ‘Mank’, una historia sobre el guion de la película, sobre el Hollywood clásico y sobre la manipulación política con Gary Oldman. El cine español taquillero está de vuelta, ‘El verano que vivimos’ es un dramón romántico entre viñedos jerezanos con Blanca Suárez, Pablo Molinero, Javier Rey y Carlos Cuevas. El cine social británico es toda una tradición, lo demuestra ‘Volver a empezar’, de Phillyda Lloyd, un retrato de la violencia de género y de la reconstrucción después del maltrato. Nadie duda de que el cine francés es una potencia arrolladora, esta semana nos deja el biopic de Madame Curie y ‘Josep’, una cinta de animación sobre Josep Bartolí, dibujante catalán y republicano exiliado. Y llega la polémica ganadora de San Sebastián, ‘Beginning’, de la georgiana Dea Kulumbegashvili, una disección de la violencia en la sociedad con una apabullante puesta estética. En Sucedió una noche, hablamos de una película que no es tan antigua pero que ya se ha convertido en un clásico, ‘Eduardo Manostijeras’, que Tim Burton estrenaba hace 30 años. Las series españolas no descansan, esta semana tenemos superproducción para todos los públicos con Irene Escolar. ‘Dime quién soy’ es la adaptación de la novela de Julia Navarro que ha cosechado fans en todo el mundo.

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Mank (David Fincher)

La era Trump será recordada por muchas cosas, en el ámbito cinematográfico, porque hizo que Hollywood entrara a saco en política. Directores que nunca habían mostrado claramente una mirada política en su cine, empezaron a hacerlo, conscientes o inconscientes del momento que vivían, en sus películas. Prueba de ello es la maravillosa Mank, nueva película de David Fincher que estrena Netflix. 

Mank es un homenaje al cine clásico y a Ciudadano Kane. No es la primera vez que la esencia de la cinta de Welles, considerada una de las mejores películas de todos los tiempos, se cuela en una película de Fincher. La red social puede leerse como el auge y caída de un empresario ególatra que sufrió pérdidas de cariño en su niñez, como Charles Foster Kane.

Orson Welles ya atizaba a las fake news, aunque todavía ese nombre no aparecía para denominarlas, mostrando a ese trasunto de William Randolph Hearst, uno de los primeros magnates de la comunicación, que cambió el periodismo para siempre y cuyas consecuencias seguimos viviendo en la época de show y el espectáculo informativo. Lo que hace Fincher es poner en el centro a Herman J. Mankiewicz, guionista de la película de Welles y cuál fue el proceso para escribir uno de los mejores guiones de la historia del cine.

Gary Olmand está espectacular haciendo de un Mank carismático, bocachancla, parlanchín, inteligente y ácido. Enfrentándose, medio en broma y medio en serio, a Louis B. Mayer y Hearst, casado con una cantante y actriz a la que colaba en todas las películas que podía y que tonteaba con nuestro Mankiewicz. Todo en Mank está bien. La dirección, el montaje, el guion, el blanco y negro y los actores. Gary Oldman ganará el Oscar. Atención a Charles Dance y a Arliss Howard, como Hearst y Mayer respectivamente. Y también a Amanda Seyfried, como una Marion Davis ingenua y lista a la vez.

Con varias líneas narrativas y con el recurso de las acotaciones de guion antes de pasar de una línea temporal a otra, como homenaje a un oficio imprescindible en el cine, Mank cuenta los entresijos de un Hollywood que no rechazaba a Hitler, que odiaba al Partido Republicano y que temía, sobre todas las cosas, al comunismo. En una escena brillante en la que todos, en una fiesta, discuten sobre las diferencias entre el comunismo y el socialismo, acaba sonando la Internacional. Algo nunca visto en una película de Hollywood, que aupó y permitió la Caza de Brujas. Por cierto, que ya van dos escenas de este tipo este año, las dos en Netflix, una la firma Sorkin y otra Fincher. Ambos, dos de los mejores retratistas de la sociedad estadounidense actual.

Ciudadano Kane es una de las películas más actuales de todos los tiempos, quizá ahí esté la magia de la película. En ella veíamos algo que Trump puso en práctica tras perder estas elecciones: acusar de fraude electoral al sistema cuando el resultado no te gusta. Mank no trata de reactualizar o corregir el clásico, sino de completarlo. De mostrar el contexto por el que Orson Welles, interpretado con solera por Tom Burke, quiso retratar a uno de los males de nuestro tiempo. La figura del magnate del petróleo, de la política, de los parques temáticos, de los medios de comunicación... De todas esas cosas que engendró aquel capitalismo incipiente y que hoy ya sabemos cómo acaban.

En Mank está la corrupción de los pozos petrolíferos, la defensa de Upton Sinclair, que después otro gran director, Paul Thomas Anderson, trasladaría a la pantalla en Pozos de ambición. Está el funcionamiento de la mentira y la propaganda en el país que se erige en representante de la libertad de expresión. Mayer y Hearst hacían en la MGM noticiarios falsos, con actores de la factoría, que hablaban de las bondades de los candidatos republicanos, del miedo al comunismo soviético que se instalaba en el país. Así es como manipulaba Hearst con la ayuda de Hollywood, mientras publicaba sus portadas amarillistas mintiendo sobre España, sobre Europa y sobre Hitler, al que consideraban solo alguien que pondrá firmes a los comunistas.

David Fincher, en muchas de sus películas, ha mostrado la preocupación por el relato mediático. Zodiak, Perdida y La red social si bien no versan sobre ello, si tienen ese tema entre sus líneas. Mank es la película que mejor habla del presente, de la desinformación y el auge de la extrema derecha, de los peligros de que magnates ególatras posean los medios de comunicación, a la vez que un sinfín de empresas con intereses. Desde Hearst, la concentración empresarial en los medios de comunicación, ha sido un gran lastre para los derechos civiles y la población, no solo de Estados Unidos, sino del mundo. Recuerden a Baudrillard sentenciando aquello de "la guerra del Golfo no ha tenido lugar", después del trabajito que hizo la CNN. Y lean a Chomsky que lo explica mejor que yo.

El homenaje crítico de Fincher al cine, una superproducción española y la película de la discordia

El verano que vivimos (Carlos Sedes)

En uno año sin apenas blockbuster a la española, El verano que vivimos es la superproducción patria que puede reactivar la taquilla. Javier Rey, Blanca Suárez y Pablo Molinero protagonizan esta historia de amor ambientada en Jerez. La narración del relato se desarrolla en dos líneas temporales, en 1958 y en 1998, año en el que una becaria recién llegada un periódico gallego halla las esquelas que año tras año un hombre ha enviado al amor de su vida. La actriz Guiomar Puerta y Carlos Cuevas reconstruyen la vida de ese hombre, un apuesto arquitecto al que le encargaron diseñar unas bodegas. 

Javier Rey es ese arquitecto y Pablo Molinero, su amigo, un empresario que quiere hacer un imperio del vino en Jerez y está a punto de casarse con su prometida, Blanca Suárez. El equipo habitual de Bambú, Ramón Campos, Gema Neira..., responsable de series como Las chicas de cable, Gran Hotel o Gran Reserva, firman el guion de esta historia que dirige Carlos Sedes, responsable de títulos como Fariña. Un melodrama romántico con acento andaluz -hay feria, trajes de gitana y una fotografía amarillenta de albero y sol- que reflexiona sobre el tiempo y el amor a través de la arquitectura y el vino. Una fórmula tan vista como efectiva, cargada de épica y con un elenco con tirón que busca repetir el éxito de Palmeras en la Nieve.

El homenaje crítico de Fincher al cine, una superproducción española y la película de la discordia

Beginning (Dea Kulumbegashvili)

Hay algo exasperante y fascinante en cada plano de Beginning, una propuesta que pone a prueba al espectador con una historia de represión y violencia compuesta con imágenes poéticas y de una gran belleza. El debut de la directora georgiana Dea Kulumbegashvili es una experiencia hipnótica y turbadora sobre la vida interior de una mujer desdibujada por un entorno machista. 

Esa mujer es Yana, esposa de un líder de los Testigos de Jehová cuya sede es atacada por un grupo extremista. Una mujer atrapada por una estructura patriarcal que solo domina el espacio doméstico y a la que la cámara sigue de forma preciosista en su rutina. Una mujer asfixiada, anulada, ahogada, que no sabe emanciparse y que se castiga por los deseos que la empujan a salir fuera de los límites asignados. Kulumbegashvili no juzga al personaje, lo inunda de silencios y toma distancia, cuando es necesario, con el encuadre y el uso del fuera de campo. Largos planos fijos acompañan a esta mujer en su crisis existencial hasta un momento central, el famoso plano de seis minutos con ella tumbada, inmóvil, con los ojos cerrados, sobre un campo lleno de hojas.

En ese momento la película entra en otra dimensión y la protagonista toma un papel activo. La irrupción de la violencia desmorona su mundo y la enfrenta a la culpa, al castigo y la vergüenza… Todo en una escena imborrable para el espectador que se cuestione si puede haber una mirada esteta a la violencia. 

La fuerza expresiva y la composición pictórica, inspirada, entre otras obras, en la Ofelia de Millais, y el minimalismo narrativo hacen de Beginning un incómodo acontecimiento cinematográfico, subyugante y subversivo. La película, con producción francesa, georgiana y el apoyo del mexicano Carlos Reygadas, logró cuatro premios en el Festival de San Sebastián, incluidos el de mejor película, actriz y dirección. El abrumador respaldo a esta ópera prima pone en el mapa una nueva mirada en el cine europeo, una directora de 34 años, apunten su nombre, Dea Kulumbegashvili. 

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Volver a empezar ('Herself') - (Phillyda Lloyd)

Viuda negra. Esas dos palabras marcan el inicio del último proyecto dirigido por Phyllida Lloyd. Dos palabras que encierran un secreto compartido entre una madre y su primogénita, dos palabras que implican una ansiada huida, dos palabras que llevarán a una mujer a comenzar una lucha por protegerse a sí misma y a sus hijas.

Lloyd, a la que hemos visto dirigiendo grandes proyectos como Mamma Mia o La Dama de Hierro, se atreve con este viaje intimista protagonizado por Sandra, una mujer que, al recibir malos tratos por parte de su marido, huye del núcleo familiar y pasa a ser considerada “persona sin hogar”. A pesar de ser una víctima, Herself nos muestra la historia de una mujer llena de valentía que construye, de forma literal, su nuevo camino.

La historia nace de la propia actriz protagonista, Clare Dunne, quien, a raíz de una conversación con una amiga, se hizo una pregunta: ¿qué pasaría si una mujer que se encuentra en una situación de extrema necesidad y no obtiene la ayuda necesaria por parte del Estado decidiera construirse su propia casa? Una historia que bebe de ese drama social británico al que ya nos tienen acostumbrados otros directores como Ken Loach o Mike Leigh, aunque lo hace de una forma distinta: menos cruda y con el ojo más puesto en la solidaridad y sororidad.

En un principio no estaba previsto que Dunne interpretase al personaje principal y la idea era que se limitase solamente a las labores de guion, pero al sumarse la directora al proyecto puso una condición: Dunne tenía que ser Sandra. Tras una pandemia que nos ha obligado a encerrarnos en casa y que ha empeorado la situación de las víctimas de violencia doméstica, Herself se erige como una película con un doble objetivo: denunciar que no existen suficientes viviendas sociales, pero también, mandar un mensaje de esperanza. Herself da voz a una Sandra que representa a miles de mujeres en el mundo cuya realidad, en muchas ocasiones, no tiene un final feliz.

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Madame Curie (Marjane Satrapi)

Otra directora, la iraní Marjane Satrapí, que nos enamoró a todos con Persépolis, regresa con Madame Curie, la biografía libre de una de las grandes pioneras de la ciencia, ganadora de dos premiso Nobel, a la que interpreta Rosamund Pike, y que muestra su lucha por hacerse un hueco en ese masculinizado mundo. La cinta se centra en el descubrimiento de la radiactiva y en sus usos, desde el desastre de Chernóbil a la ayuda a soldados en la Primera Guerra Mundial. El guion lo firma el británico Jack Thorne. 

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Josep (Aurel)

Casi medio millón de españoles se vio obligado a huir del franquismo, la mayoría de ellos, se exilió por la frontera catalana con Francia… Machado fue uno de ellos, pero hay miles y miles de nombres y rostros anónimos. También huyo Josep Bartolí un dibujante y pintor catalán, que había luchado en la guerra y que acabó en un campo de concentración francés. Su vida y obra la rescata ahora el cine francés, concretamente otro dibujante, Aurel, que conoció la historia de Bartolí y su apasionante vida y quiso llevarla a la gran pantalla, pero siempre con la animación como vehículo para contar la historia.

Tres tipos de animación se alternan en Josep: cada una de ellas a un tiempo diferente, para contar no solo lo que le ocurrió a Bartolí -ejemplo de lo que sufrieron tantos españoles-, sino también una historia de reconciliación, no entre bandos, pero sí entre generaciones, la de los nietos y los abuelos.

Bartolí fue Comunista, republicano y sindicalista (fundador en 1936 del sindicato de dibujantes de prensa de Cataluña), por lo que tenía todas las papeletas para ser fusilado por los franquistas. Por ello, cuando cae la República se exilia a Francia. En este país, en solo dos años, será encarcelado en siete campos distintos, pero logra fugarse gracias a su amistad con un militar francés. Su vida no acaba ahí: de Francia fue a México, país que acogió a muchos refugiados españoles, y que tuvo una eclosión cultural de la que Bartolí formó parte. Fue amante de Frida Kahlo. Y de México saltó a Estados Unidos, allí murió en 1995 tras años codeándose con los grandes pintores extrperionistas, Pollock, Rothko, De Kooning. Su archivo y su legado ahora se encuentran en el ayuntamiento de Barcelona, pero su figura sigue sin ser excesivamente conocida.

Al director, la figura de Bartolí y la historia de la guerra civil y el fascismo le sirve para conectar con el mundo actual, con una Europa llena de campos de refugiados, con gente abandonada totalmente y con el racismo volviendo a resurgir. Josep está nominada a los premios del Cine Europeo, cuenta con el sello del Festival de Cannes y ganó el premio a mejor dirección en la Seminci. En Francia logró una taquilla de más de un millón de euros, dicen que en la sala el silencio era notable, quizá entre los espectadores había muchos hijos de esos emigrantes españoles que tanto sufrieron.

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Otros estrenos en salas

  • Cómo sobrevivir a un mundo material. La nueva película de Miranda July sobre las andanzas de una familia de estafadores y las carencias afectivas de su hija. Está protagonizada por Evan Rachel Wood y Gina Rodríguez. 
  • La vampira de Barcelona. Thriller de Lluís Danés con Nora Navas y Bruna Cusí, ambientado a principios del siglo XIX en Barcelona, sobre la historia de Enriqueta Martí, conocida como La vampira del Raval y sus crímenes.  
  • En guerra con mi abuelo. Si el año pasado disfrutábamos de sus interpretaciones en Joker y en El irlandés, este año tenemos que conformarnos con ver a Robert de Niro en la comedia de bocha gorda, como abuelo peleado con el nieto tras mudarse al domicilio de su hija. Un intercambio amable de trastadas sin tregua. 
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