Jornada laboral de cuatro días
El gobierno de coalición vuelve a chocar: mientras Pablo Iglesias defiende que ya se estudia acortar la jornada laboral, José Luis Escrivá y María Jesús Montero consideran que no es el momento. Lo analizamos con José Canseco.
Jornada laboral de cuatro días
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Madrid
El primero en plantear la reducción de la semana laboral en sede parlamentaria fue Íñigo Errejón, vía enmienda presupuestaria. “Hemos propuesto un proyecto piloto que acompañe a las empresas y ayude a transitar hacia una jornada laboral de cuatro días a la semana, o de 32 horas, o como mejor cuadre para conciliar” señalaba el portavoz de Más País.
La propuesta que maneja Unidas Podemos añadiría dos horas más a esa semana laboral, hasta un total de 34 horas semanales. “Siempre hemos sido partidarios de la reducción de la jornada laboral, creo que la propuesta es interesante y me consta que Yolanda Díaz lo está estudiando” apuntaba hace unos días Pablo Iglesias. Algo que, pocos días después, apuntalaba la ministra de Trabajo. “Este debate no está todavía sujeto en la mesa diálogo social, pero también dispongo que es el debate de presente y de futuro, porque hemos de ajustar los tiempos” señalaba Díaz.
Sin embargo, no están de acuerdo desde la parte socialista del Gobierno. Mientras José Luis Escrivá ha señalado este miércoles que “España no es un país que, con los niveles de productividad que tiene, tenga que dar prioridad a ese asunto” mientras que la ministra de Hacienda ha defendido que “no se ha abordado esta materia en el marco del Consejo de Ministros, ni en el paraguas del área económica del gobierno, estamos en el marco de una pandemia sanitaria con increíbles consecuencias económicas y aquí es donde tenemos que poner nuestras energías”.
Tampoco los agentes sociales coinciden en su punto de vista: desde los sindicatos, consideran que esta propuesta sería positiva, desde la patronal, que es una “quimera”.
José Canseco, profesor de recursos humanos en EAE Business School explica en Hora 25 de los Negocios que “se puede aplicar, pero depende de las condiciones de la compañía. Hay compañías en todo el mundo que ya lo están haciendo, algunas desde hace algunos años. Lo que ocurre es que tenemos que ver qué competencia vemos, qué plantilla tenemos, en qué sector de actividad estamos trabajando, cuál es la cultura de la compañía, si los hábitos que tenemos son productivos o improductivos, y si tenemos margen para mejorar la productividad y la eficiencia. Se puede hacer con cautela”. “En aquellos sectores en que hay más presentismo porque la propia actividad necesita que lo haya, es más complicado. Se podría hacer, pero tendría un coste elevado para la compañía” afirma Canseco.
