Una disputa por el papado

Si os está pareciendo un desmadre a la americana lo de las elecciones entre Biden y Trump y la negativa de este último a aceptar los resultados, quizás os consuele saber que estas luchas no solo son tan antiguas como la vida en sociedad, sino que hace nueve siglos afectaban incluso a instituciones que deberían estar por encima de las peleas políticas.

En concreto, hoy dirigimos nuestra mirada a la Iglesia Católica, y a la elección de su líder en el mundo terrenal. El 14 de diciembre de 1124, un religioso llamado Teobaldo Buccopeco fue elegido como Papa de Roma con el nombre de Celestino II. Pero poco le duró la alegría al pobre Teobaldo. En ese momento, la elección del boss de la iglesia era un tema muy local, muy de la nobleza italiana. A la muerte del anterior papa, Calixto II, las dos familias de los Frangipani y los Pierleoni lucharon por imponer su candidato. Teobaldo era el candidato de estos últimos, y en un principio parecía que había llevado el agua del Tíber a su molino. Pero resulta que los Frangipani también declararon Papa de Roma a su candidato, que era de la Ostia. Quiero decir que era literalmente un cardenal de la ciudad de Ostia. La disputa pronto se volvió violenta, hasta el punto de que Teobaldo resultó herido y se retiró de la pugna. El cardenal de Ostia, Lamberto, pasó a ser el papa Honorio II. El pobre Teobaldo tuvo que ver como su nombre era borrado de la lista papal y volvía a ser un simple mortal.