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'Tristana', una mujer víctima de su tiempo

Una novela divertidísima, innovadora, que se lee primero con sorpresa, luego con una sonrisa y al fin con un estremecimiento

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Benito Pérez Galdós nació en Las Palmas de Gran Canaria el 10 de mayo de 1843 y murió en Madrid el 4 de enero de 1920. Hace 101 años. Es uno de los mayores narradores de nuestra literatura. Como autor, revolucionó la narrativa española. En 'Un libro una hora' ya les hemos contado 'Marianela' , 'Trafalgar', 'Doña Perfecta', 'Misericordia' y hoy os traemos 'Tristana'.

'Tristana' forma parte del conjunto que el autor designó con el título de Novelas contemporáneas. En esta serie, el arte narrativo de Galdós se enriquece y el concepto de realismo se amplía y evoluciona. No se trata solamente de reflejar la realidad social del momento que le tocó vivir, sino de penetrar agudamente en el mundo interior de los personajes.

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Publicada al principio de 1892, se sitúa entre Ángel Guerra y Nazarín. Este Galdós ya ha iniciado el proceso de espiritualización que culminará en 'Misericordia'. Así que, sin abandonar la corriente naturalista, se interesa por los problemas espirituales del ser humano. Ambas tendencias están presentes en 'Tristana'.

'Tristana', uno de los grandes personajes de nuestra literatura

Tristana es una mujer moderna, libre, divertida, apasionada. Y la novela es divertidísima, innovadora, que se lee primero con sorpresa, luego con una sonrisa y al fin con un estremecimiento.

El eje fundamental de la novela y el comportamientos de los personajes principales van ligados a la condición y posición de la mujer en el momento en que la escribió Galdós, así como a la imposibilidad de romper el cerco y salir del papel que le estaba reservado, esto es, la vida doméstica, el matrimonio, de tal forma, que rechazarlo se consideraba antinatural.

Se dice de Tristana que, a causa de haber sido seducida por su tutor, está incapacitada para el matrimonio y la sociedad. Tras su deshonor, percibe el vacío que se le hace. Pronto, en su mente despierta aunque sin cultivar, empiezan a germinar las ideas que ha ido sembrando don Lope y que suponen un rechazo sistemático al orden establecido y especialmente al matrimonio.

En 'Tristana' se cuenta una historia personal, ejemplar a su manera, rehuyendo las tentaciones de la simbolización y las del alegato. No es un documento, sí un objeto artístico cuidadosamente construido. Habla y deja hablar, las reflexiones y comentarios del narrador –con el autor implícito al pairo– alternan con lo dicho en diálogos y cartas por los actantes, en limitada pero eficaz polifonía.

Cada uno de los protagonistas dice ser un rebelde a su manera

Don Lope se mantiene al margen de las instituciones sociales hasta que la pobreza y la vejez cambian sus caminos. Tristana se vale de lo que considera sus derechos -de educación, de vocación, de evitar el matrimonio- hasta que recurre a una oferta de seguridad. Horacio juega al bohemio hasta que descubre las alegrías de la nobleza terrateniente. Todo el mundo recae en las estructuras de poder social existentes, pero Tristana es la única que no tiene una opción real en la materia.

Don Lope Garrido ocupa al empezar la novela un lugar privilegiado: es el amo, el señor, el propietario de una cosa –como de un guante– llamada Tristana. Es donjuanesco sin satanismo y, en materia de religión, inclinado al escepticismo. Al final la situación es opuesta –y no únicamente por razones biológicas–: el fuerte es débil, el tirano cede a la voluntad de su antigua víctima, se anticipa a sus deseos y la mima cuanto le permite lo reducido de sus medios. La sociedad le obliga a claudicar: el enemigo del matrimonio acaba casándose y el escéptico frecuentando la Iglesia y alabando a Dios. El corruptor, corrompido y engolosinado; quien hizo caer a su pupila en la trampa, ha caído a su vez en la trampa social que se cierra para los dos.

Pardo Bazán reprochó a Galdós no haber desarrollado la cuestión feminista

En muchas de sus novelas, Galdós fue muy crítico con la sociedad española de finales del siglo XIX, señalando el limitado papel de la mujer. Emilia Pardo Bazán se lamentaba de que Galdós no hubiera podido desarrollar y concentrarse en lo que ella consideraba la preocupación central de la novela: la soledad y el aislamiento de Tristana (y, por tanto, de muchas mujeres españolas) debido a las limitadas opciones que tenía a su disposición. Bazán se sintió especialmente decepcionado por la pérdida de poder de la heroína. Galdós podría haber convertido a Tristana en una mujer de éxito, pero el Madrid de la época no ofrecía las mismas oportunidades que Chicago o Nueva York. Galdós se mantiene fiel a la vida real, evitando una fácil resolución ideológica que sonaría falsa.

Pardo Bazán reprochó a Galdós no haber desarrollado la cuestión feminista y haber propiciado con la aparición de Horacio el loco amor de Tristana. Pero Galdós no convierte la reivindicación de los derechos femeninos en una vulgar historia amorosa, como tantas otras. Por el contrario, muestra cómo las esperanzas, ilusiones y proyectos de una mujer son cercenados.

Este artículo contiene fragmentos de la introducción de Ricardo Gullón en la edición de Alianza Editorial y del artículo 'Tristana. Galdós y Buñuel, del feminismo a la violencia' de Feliciana Mª J. Palacios Martínez.

 
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